Naciones Unidas
El Consejo de Seguridad de la ONU concluyó este jueves una reunión en Nueva York con un llamado a la comunidad internacional para "apoyar al gobierno iraquí" en su lucha contra la avanzada yihadista en el norte del país.
La avanzada del llamado Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) ha desplazado a miles de civiles en Irak, muchos de ellos pertenecientes a minorías religiosas.
Líderes religiosos y patriarcas caldeos, encabezados por el Papa Francisco, alertaron a la comunidad internacional pidiéndole que proteja a los civiles víctimas de persecución en Irak.
En una declaración unánime, los 15 países miembros del Consejo "invitan a la comunidad internacional a apoyar al gobierno y al pueblo de Irak a hacer todo lo posible para ayudar a aliviar el sufrimiento de la población".
Los integrantes del Consejo de Seguridad se declararon "escandalizados" por los miles de yazidíes y cristianos expulsados de sus lugares de residencia por los yihadistas del EIIL y advirtieron que los desplazados necesitan "ayuda humanitaria urgente".
Condenaron, además, la persecución contra las minorías en Irak, estimando que esos hechos "pueden constituir delitos contra la humanidad" y exhortaron a "todas las partes a facilitar la entrega de ayuda humanitaria".
Combatientes del grupo Estado Islámico se apoderaron hoy de la mayor presa hidroeléctrica de Irak, hecho que les da el control de enormes recursos hídricos y energéticos, e influencia en el río Tigris que atraviesa el corazón de Bagdad.
Los enfrentamientos han dejado atrapados a decenas de miles de miembros de minorías religiosas en lo alto de una montaña, en tanto que el gobierno del presidente, Barack Obama, sopesa la posibilidad de efectuar ataques aéreos o lanzar alimentos y medicinas desde aviones para ayudar a esas personas, según funcionarios estadounidenses.
Según el diario The New York Times, el gobierno de Barack Obama estudia varias opciones, desde el envío de víveres y medicamentos hasta ataques aéreos contra los yihadistas.
La Casa Blanca condenó firmemente la última ofensiva yihadista en el norte de Irak, considerando la situación "cercana a la catástrofe humanitaria" y afirmando que sigue de cerca la situación en el terreno.
"Trabajamos estrechamente con el gobierno iraquí para ayudarlo a enfrentar la situación humanitaria", declaró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, rehusando referirse a eventuales ataques o la utilización de aviones estadounidenses para hacer llegar alimentos y medicamentos a la población afectada.
Desde Kirkuk (norte de Irak), el patriarca caldeo Louis Sako habló de "desastre humanitario" y mencionó que unos 100.000 cristianos se habían visto obligados a abandonar sus casas después de la toma de Qaraqosh, la mayor ciudad cristiana del país, a manos de los yihadistas del grupo Estado Islámico.
Desde junio, la caída de la segunda ciudad del país, Mosul, a manos del EIIL, había suscitado preocupación en la comunidad internacional, en particular del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de la Unión Europea y de la Liga árabe. Unos 500.000 civiles huyeron entonces de los combates en esta ciudad del norte de Irak.
Ante esta amenaza que representan los yihadistas "para toda la región", Washington había deseado una "respuesta fuerte". El Irán chiita incluso había propuesto su cooperación a su enemigo estadounidense para luchar contra la insurrección de los combatientes sunitas del EIIL.
La ola de indignación y la toma el domingo de Sinjar (norte de Irak) por el EIIL desembocaron el martes pasado en una simple declaración de los 15 miembros del Consejo de Seguridad condenando las persecuciones contra las minorías.