Jerusalén. Las maniobras diplomáticas para evitar una escalada militar en Oriente Medio entre Irán y sus aliados, por un lado, e Israel, por otro, se intensificaron este lunes. Muchos países solicitaron a sus ciudadanos que abandonen Líbano.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, expresó desde Ginebra estar “profundamente preocupado”. Llamó “a todas las partes, así como a los Estados que tengan influencia, a que actúen con urgencia” para evitar una propagación del conflicto por la región.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que su país está dispuesto a enfrentarse a “Irán y sus secuaces en todos los frentes”.
“Cualquiera que mate a nuestros ciudadanos o perjudique a nuestro país (...) pagará un precio muy alto”, advirtió el domingo por la noche.
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Este lunes, aviones israelíes rompieron en dos ocasiones la barrera del sonido sobre Beirut. También se activaron sirenas de alerta por cohetes en el norte de Israel, cerca de la frontera con Líbano.
En el sur de Israel, se dispararon una quincena de cohetes desde la Franja de Gaza, la mayoría interceptados por el ejército israelí.
Irán, el movimiento islamista palestino Hamás y el Hezbolá libanés atribuyeron a Israel la muerte del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, asesinado en su residencia de Teherán el miércoles.
El día anterior, Israel reivindicó un ataque que mató al jefe militar de Hezbolá, Fuad Shukr, cerca de Beirut.
Israel no comentó sobre la muerte de Haniyeh, pero prometió destruir a Hamás tras el ataque del 7 de octubre, que desató la devastadora guerra de Gaza.
Desde entonces, Hezbolá y los rebeldes hutíes de Yemen, junto con Hamás y grupos armados iraquíes, que forman el “eje de la resistencia” según Irán, abrieron nuevos frentes contra Israel.
Los asesinatos de la semana pasada llevaron al líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, a declarar que Israel cruzó las “líneas rojas”. Por su parte, el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, amenazó con un “severo castigo”.
“Irán tiene legalmente el derecho castigar” a Israel, insistió el lunes en Teherán el portavoz de la diplomacia iraní, Naser Kanani.
‘En todos los frentes’
Ante el riesgo de una conflagración regional, varios países árabes y occidentales intensifican sus esfuerzos diplomáticos y llamados a la calma.
Los ministros de Relaciones Exteriores del G7, reunidos por videoconferencia el domingo, expresaron su temor a una “regionalización de la crisis, comenzando por Líbano”. Advirtieron que Israel respondería en caso de un ataque del Hezbolá y pidieron evitar una “nueva escalada”.
Según Axios, el secretario de Estado Antony Blinken informó a sus homólogos del G7 que Irán y el Hezbolá podrían lanzar un ataque contra Israel en las próximas 24 a 48 horas, a partir de este lunes, según tres fuentes conocedoras de las conversaciones.
Blinken también habló por teléfono con el primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani, sobre la importancia de tomar medidas para calmar la situación, ante la posibilidad de ataques de grupos armados iraquíes favorables a Irán.
Estados Unidos, principal aliado de Israel y que reforzó su presencia militar en Oriente Próximo, aseguró que intenta calmar la situación diplomáticamente.
No obstante, en un acto celebrado el domingo por la noche en Jerusalén, Netanyahu reafirmó que su gobierno está decidido a oponerse a Irán y sus aliados en todos los frentes.
Disparos en la frontera israelo-libanesa
Varios países, incluidos Suecia, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Jordania y Arabia Saudita, solicitaron a sus ciudadanos que abandonen Líbano.
Diversas aerolíneas suspendieron sus vuelos a Beirut. Entre ellas, la alemana Lufthansa, que también suspendió vuelos a Tel Aviv hasta el 8 de agosto y anunció que evitará los espacios aéreos iraní e iraquí hasta el miércoles.
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El lunes, el Ministerio de Sanidad libanés informó que cuatro personas murieron durante la noche en ataques israelíes en el sur de Líbano. Hezbolá reivindicó disparos contra instalaciones militares en el norte de Israel.
Simultáneamente, el ejército israelí continuó su ofensiva en Gaza, un pequeño territorio palestino devastado y amenazado de hambruna según la ONU. Hamás, considerado una organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, gobierna Gaza desde 2007.
El ataque de Hamás el 7 de octubre en el sur de Israel causó la muerte de 1.197 personas, la mayoría civiles, según un recuento de esta agencia basado en datos oficiales israelíes.
Los combatientes islamistas tomaron 251 rehenes, de los cuales 111 siguen secuestrados en Gaza. El ejército israelí informó que 39 de estos rehenes murieron.
La ofensiva israelí en Gaza provocó hasta 39.623 muertes, según datos del Ministerio de Sanidad del gobierno de Gaza. El informe no especifica la cantidad de civiles y combatientes.