Caracas
Miles de opositores venezolanos exigieron este jueves en Caracas la salida del poder del presidente Nicolás Maduro, durante una marcha dispersada por los antimotines con gases lacrimógenos, en la tercera semana de violentas protestas que dejan ocho muertos.
En un fuerte cruce de bombas lacrimógenas, piedras y cócteles molotov, las fuerzas de seguridad y los manifestaron se enfrentaron en Chacaíto, El Rosal y otros sectores en vías de acceso a la estratégica autopista Francisco Fajardo, con saldo de varios heridos o afectados por los gases.
Tras lograr dispersar la protesta, la Policía y la militarizada Guardia Nacional utilizaron vehículos blindados que lanzaron ráfagas de bombas lacrimógenas y chorros de agua, llamados popularmente rinoceronte y ballena, sobre un grupo de jóvenes que los enfrentaban con los rostros cubiertos con pañuelos y capuchas.
"No me importa tragar gas, no me importa morir, pero tenemos que salir de este gobierno asesino y represor", dijo Natasha Borges, de 17 años, en medio del caos.
Un helicóptero de la Policía sobrevoló la zona durante los disturbios. Barricadas de basura fueron quemadas en distintos puntos de la capital. "Libertad", pero también insultos, como "malditos" y "cobardes", les gritaron los manifestantes a los efectivos se seguridad.
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En un singular episodio, un manifestante desnudo, únicamente con medias y zapatos deportivos, caminó entre una lluvia de gases se subió a una tanqueta militar mientras gritaba: "No lancen más bombas".
Los principales disturbios ocurrieron en Caracas, aunque también se registraron incidentes en las ciudades de Maracaibo, Valencia y San Cristóbal, un día después de la multitudinaria movilización del jueves, que dejó dos jóvenes y un militar muertos.
Al final de la tarde, en el este de Caracas sonaban cacerolazos, como cierre de la jornada de protesta.
Los manifestantes, que exigen elecciones generales, no han logrado llegar al centro de Caracas, bastión del chavismo, donde Maduro encabezó el miércoles una masiva concentración de sus seguidores y este jueves participó en una reunión en la instalación militar de Fuerte Tiuna, en el oeste de la capital.
"Cansancio hay, pero tenemos que ponerle coraje. Yo estoy dispuesto a salir a la calle todos los días si hace falta", declaró Aquiles Aldazoro, un universitario de 22 años, con una pancarta en que se leía: "El que no se mueve no escucha el ruido de sus cadenas".
Según la organización Foro Penal, además de las víctimas mortales, decenas han resultado heridos y suman unos 600 detenidos en total en la ola de marchas de este mes.
Rechazo a la represión
La Unión Europea condenó los actos de violencia y llamó a una "desescalada" del conflicto. Amnistía Internacional alertó por la "represión" y el presidente argentino Mauricio Macri lamentó "que no se haya atendido el pedido de la región de garantizar" marchas pacíficas.
"Instamos a gestos concretos de todas las partes para reducir la polarización", llamó el Secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Las protestas se desataron el 1°. de abril, tras sentencias del máximo tribunal electoral, que retiró la inmunidad a los diputados y se adjudicó las funciones del Parlamento, único poder público controlado por la oposición.
Maduro, a quien la oposición acusa de hundir al país en una de las peores crisis económica y política de su historia, asegura que las protestas buscan derrocarlo con el apoyo de Estados Unidos y llevar a una intervención militar contra Venezuela.
Su aliado, el mandatario boliviano Evo Morales lo secundó acusando a Washington de planear el derrocamiento de Maduro, cuyo mandato termina en el 2019.
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Maduro dice querer pronto elecciones para derrotar a la oposición. Las de gobernadores debieron realizarse en el 2016, pero fueron suspendidas y aún no tienen fecha, las de alcaldes están pautados para este año y las presidenciales para diciembre del 2018.
Según las encuestas, siete de cada diez venezolanos reprueban el Gobierno, asfixiados por la crisis económica, con una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación –la más alta del mundo– que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima en 720,5% este año.
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"La estrategia del Gobierno parece ser mantenerse en el poder a costa de lo que sea y evitar que haya elecciones porque la crisis lo hizo bastante impopular", opinó Moya-Ocampos.
La oposición afirma que a Maduro lo sostiene el apoyo de la cúpula de la Fuerza Armada, a la que le dio enorme poder económico y militar y que le ha ratificado "lealtad incondicional".