Washington. Estados Unidos anunció este viernes el desarrollo de nuevos misiles tierra-aire horas después de haber concretado la muerte del emblemático tratado INF con Rusia, en una decisión que parece justificar los temores de un resurgimiento de la carrera armamentista.
El tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, firmado en 1987 por el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan y el líder soviético Mijaíl Gorbachov, limitaba el uso de misiles de alcance intermedio, tanto convencionales como nucleares.
Ambas partes señalaron durante meses su intención de retirarse del tratado, intercambiando acusaciones de romper los términos del pacto. Y, este viernes, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, anunció la retirada formal de Washington durante un foro regional en Bangkok, minutos después de que Rusia declarara el fin del tratado.
Horas más tarde, el presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró que cualquier nuevo tratado para frenar el desarrollo de misiles nucleares debía incluir también a China.
Según los estadounidenses, Moscú ha aumentado sus capacidades de una manera incompatible con el tratado que se refiere a misiles con un alcance de 500 a 5.500 km. En la década de 1980 permitió la eliminación de los misiles rusos SS20 y los estadounidenses Pershing.
"Ahora que nos hemos retirado, el Departamento de Defensa continuará a pleno con el desarrollo de estos misiles convencionales para lanzamiento desde tierra, como una respuesta prudente a las acciones de Rusia", dijo el jefe del Pentágono, Mark Esper.
Esper precisó que los estadounidenses habían comenzado a investigar sobre estos sistemas de misiles en el 2017, mientras permanecían dentro del alcance del tratado INF sobre fuerzas nucleares intermedias.
Ya que Estados Unidos cumplió "escrupulosamente" con sus obligaciones con el tratado de 1987 hasta su retiro formal, "estos programas están en las primeras etapas", dijo Esper en un comunicado.
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Moscú, en tanto, ha dicho que Washington está cometiendo un “grave error” al retirarse del tratado, e insistido en que Estados Unidos ha abandonado el acuerdo para su propio beneficio en lugar de por las alegadas violaciones rusas.
El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, aseguró que la alianza no quiere "una nueva carrera armamentista". Pero las señales enviadas por Moscú y Washington generan serias preocupaciones, especialmente en Europa.
Austria, país neutral durante la Guerra Fría, se mostró preocupada por la "amenaza" que ahora se cierne sobre Europa y pidió a Moscú y Washington que se comprometan "voluntariamente" a no desplegar misiles nucleares de medio alcance en el continente.
"El final de este tratado aumenta el riesgo de inestabilidad en Europa y erosiona el sistema internacional de control de armas", agregó París.
A principios de febrero, Washington suspendió su participación en el INF al acusar a Moscú de fabricar misiles que no se atienen al tratado. Esta suspensión había abierto un período de transición de seis meses que terminó este viernes.
"Estados Unidos ha expresado sus preocupaciones sobre Rusia desde el 2013", dijo el secretario Pompeo, quien se enorgulleció del "pleno apoyo" de los países miembros de la OTAN.
Pero Moscú "rechazó sistemáticamente durante seis años los esfuerzos de Estados Unidos para que Rusia respete nuevamente" el texto, agregó.
En cuestión están los misiles rusos 9M729, que representan en su opinión una "amenaza directa" para los estadounidenses y sus aliados, aunque Rusia asegura que tienen un alcance máximo de 480 km.
Desde febrero, las dos potencias rivales han tenido conversaciones que no han entregado resultados. El Pentágono quiere tener mayor libertad para contrarrestar el ascenso de China, que busca afirmar su supremacía militar en Asia.
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Y del lado ruso, el Kremlin no parece estar disgustado por deshacerse de una herramienta que se considera ventajosa para Washington.
"El mundo perderá una herramienta valiosa contra la guerra nuclear", lamentó el jueves el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Sin embargo, Pompeo aseguró que el gobierno de Trump quiere anunciar una "nueva era de control de armas", que va más allá del marco bilateral entre Estados Unidos y Rusia y que también concierne a China, una propuesta que no parece interesar a Pekín en esta etapa.
Ahora solo hay un acuerdo nuclear bilateral entre Moscú y Washington: el Tratado START, que mantiene los arsenales nucleares de ambos países muy por debajo del nivel de la Guerra Fría y que vence en el 2021.
“Las posibilidades de que se prolongue (START) son bajas, por lo que no habrá nada que limite la nueva carrera armamentista nuclear entre Estados Unidos y Rusia”, predice el analista ruso Alexander Saveliev.