Apatzingán, México. AFP. Efraín es un músico de mariachi que decidió dejar su violín y tomar un rifle para combatir al cartel narcotraficante mexicano que le asesinó a dos sobrinos; uno de los muchos dramas cotidianos que hicieron explotar al estado de Michoacán .
“Decidí unirme a las autodefensas porque secuestraron a dos sobrinos míos, dos chavos de 19 y 20 años. Pagamos el dinero que pedían y nos los mataron”, dice el músico, de 58 años.
El ahora miliciano montaba guardia en un rancho de la región michoacana de Tierra Caliente, epicentro de la violencia, mientras se reunían los jefes de las autodefensas, los grupos creados por vecinos que se armaron y sublevaron el año pasado contra la ley del terror impuesta por el cartel local Los Caballeros Templarios.
Hastiados de años de secuestros, abusos a las mujeres y extorsiones que hundieron a esta región agrícola, la lucha de las autodefensas tiene apoyo en muchas comunidades agrícolas de Tierra Caliente.
Dudas y temor. Aún así, su flota de exclusivas camionetas y los fusiles AK-47 y otras armas de alto poder que exhiben también levantan sospechas de que podrían estar financiadas por otro cartel que pretende los territorios de los Templarios.
“No sabemos realmente qué intereses tengan todos esos. Habrá quienes tienen relación con el narco, pero era claro que se cansaron de dar dinero a los Templarios. ¡Que más quisiéramos que no tener que pagarles para que nos dejen vivir!”, manifestó una mujer en la ciudad de Apatzingán.
Los habitantes de Tierra Caliente viven desde hace meses en estado de alerta, atrapados por los enfrentamientos entre los Templarios y las autodefensas , que han tomado el control de comunidades de una veintena de municipios para expulsar a los narcotraficantes.
Desde esta semana también conviven con el despliegue de miles de policías y militares ordenado por el presidente Enrique Peña Nieto para pacificar la región , azotada por el narcotráfico desde hace años, como muchas otras en México, pero que ahora es su mayor reto de la lucha contra la criminalidad.
Impotencia. La ciudad está de rodillas, reconoce el empleado de un restaurante que se niega a dar su nombre, pero asegura que los Templarios son responsables del cierre de negocios y de los ataques, en un intento de mantener influencia en su bastión tradicional.
Los habitantes denuncian con rencor que los Templarios han raptado a jóvenes mujeres para llevárselas a sus escondites en las montañas y han reclutado por la fuerza a muchos muchachos.
Los campesinos ahora tienen miedo de ir a trabajar la cosecha porque temen que sicarios de ese cartel se hayan escondido en las huertas ante la extensa toma armada de pueblos por las autodefensas, que en la última semana creó un ambiente bélico en la región.