París. Los países occidentales anunciarán este miércoles nuevas sanciones contra Rusia tras el descubrimiento de numerosos cadáveres de civiles en Bucha, aunque las medidas punitivas siguen siendo insuficientes para las autoridades ucranianas, que se preparan para defender el este del país, convertido en el objetivo principal de Moscú.
Tras varios paquetes de medidas en respuesta a la invasión de Ucrania, Estados Unidos tiene previsto adoptar nuevas sanciones contra Rusia, en coordinación con la Unión Europea (UE) y el G7, destinadas en particular a prohibir nuevas inversiones en este país.
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Pero el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, declaró este miércoles ante el parlamento irlandés que algunos líderes de la UE se mostraban “indecisos” e instó a la UE a tomar medidas aún más duras.
“No puedo tolerar ninguna indecisión después de todo lo que hemos vivido en Ucrania y todo lo que las tropas rusas han hecho”, dijo Zelenski. El martes, el presidente ucraniano había pedido al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que actúe “inmediatamente” contra Rusia por sus “crímenes de guerra” cometidos, según él, por Rusia.
“Desmembraron, degollaron, violaron a las mujeres y las mataron delante de sus hijos”, dijo Zelenski ante la ONU. Ucrania espera que los europeos impongan sanciones más fuertes sobre el suministro de energía, aunque los efectos de las medidas ya adoptadas se están dejando sentir en Rusia.
La Unión Europea tendrá que imponer sanciones al petróleo y el gas rusos “tarde o temprano”, dijo el miércoles el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Ucrania también figurará en la agenda de la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), que se celebrará en Bruselas el miércoles y el jueves, en la que discutirán las necesidades de las fuerzas armadas ucranianas.
“No quiero dar detalles, pero se está examinando el suministro de armas antitanque y sistemas de defensa antiaérea”, dijo el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg. Aunque Ucrania no es miembro de la OTAN, nada impide que se le brinde ayuda.
‘Horrenda crueldad’
Rusia rechaza cualquier acusación de abusos y acusa a las autoridades ucranianas de preparar “montajes” para que el gobierno ruso sea condenado y sancionado. El Kremlin niega haber matado civiles y asegura que las imágenes de Bucha y otros lugares son montajes fabricados por las fuerzas ucranianas o que las muertes ocurrieron después de la retirada de las tropas rusas.
Esa versión “es insostenible”, dijo el portavoz del gobierno alemán, Steffen Hebestrei, al considerar que las imágenes de satélite lo demuestran, pues las fotos, captadas cuando la ciudad estaba bajo control ruso, muestran lo que parecen ser cuerpos tendidos en las calles, donde luego fueron encontrados por fuerzas ucranianas y por periodistas.
“Las últimas noticias de la guerra en Ucrania (...) muestran nuevas atrocidades, como la masacre de Bucha, que reflejan una horrenda crueldad, dijo este miércoles el papa Francisco. Para el primer ministro británico Boris Johnson las muertes de civiles en Bucha “no parecen estar lejos del genocidio”.
“Es una campaña deliberada de matar, torturar, violar y cometer atrocidades”, afirmó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Las informaciones y las imágenes sobre Bucha “son profundamente perturbadoras”, dijo por su parte un portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian. La Asamblea General de la ONU procederá el jueves a votar sobre un pedido de países occidentales para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos del organismo.
Huir hacia el oeste ‘ahora’
El conflicto, el peor en décadas en Europa, ha dejado hasta 20.000 muertos, según cálculos ucranianos. Stoltenberg dijo que la Alianza estima que Rusia intentará controlar toda la región del Donbás, al este de Ucrania y crear un puente terrestre a la península de Crimea, ocupada por Moscú.
Las autoridades ucranianas pidieron a los habitantes del este, que evacúen “ahora”, por el riesgo de una ofensiva de gran envergadura en la región. Los periodistas de la AFP asistieron el miércoles a bombardeos en la ciudad de Severodonetsk, la localidad más oriental controlada por el Ejército ucraniano en el Donbás.
Con más de 100.000 habitantes antes de la guerra, Severodonetsk está cerca de la línea del frente con los territorios separatistas prorrusos. Un convoy humanitario de la ONU con ocho camiones consiguió llegar a esta ciudad con raciones humanitarias, harina y ropa de abrigo para unas 17.000 personas, además de cuatro generadores eléctricos para sus hospitales.
En esta zona se encuentran las autoproclamadas repúblicas separatistas prorrusas de Donestsk y Lugansk, donde fuerzas de Kiev y prorrusas se enfrentan desde el 2014. Pero también hay zonas controladas aún por el Gobierno ucraniano.
“Sabemos que los rusos se están reforzando y preparando para atacar”, dijo un alto oficial ucraniano a AFP en la ciudad de Krasnopilia, en el Donbás. “Estamos listos, les hemos preparado unas sorpresas en el camino”.
Mi madre o mis nietos
Diversos responsables internacionales temen que aparezcan otras “atrocidades” similares a la de Bucha, a medida que las tropas rusas se retiren de ciertas zonas.
Una de las ciudades donde la situación es “inviable” es Mariúpol, al sur. Su alcalde, Vadim Boichenko, declaró a la AFP que lo que está viviendo la localidad, destruida en “un 90%”, “va más allá de la catástrofe humanitaria”. Al menos 120.000 personas siguen atrincheradas en Mariúpol, que tenía medio millón de habitantes antes de la guerra.
“Fue la decisión más triste que jamás he tomado. Tuve que elegir entre mi madre y mis nietos”, afirma Angela Berg todavía se le quiebra la voz al recordar su salida de Mariúpol, en la que quedaron su madre, demasiado mayor para caminar, y su cuñada, inválida.
Según cifras del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), 4,24 millones de personas han huido de Ucrania desde el 24 de febrero y hay más de siete millones de desplazados internos. El país tenía 37 millones de habitantes en las regiones controladas por el gobierno antes de la guerra.