Washington. El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, sugirió el miércoles que el futuro plan de paz estadounidense para resolver el conflicto entre Israel y Palestina debería romper con el consenso tradicional en asuntos clave como Jerusalén, las colonias o los refugiados.
“Estoy seguro de que lo que se intentó antes fracasó”, consideró Pompeo durante una audiencia ante el Congreso. “Tenemos ideas nuevas, frescas y diferentes”, dijo.
Tales declaraciones tuvieron lugar en un contexto de una estrecha alianza entre los gobiernos de Donald Trump y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El jefe de la diplomacia estadounidense rechazó dar una fecha para la presentación del plan de paz que la Casa Blanca ha desarrollado en secreto desde hace dos años.
Pero el equipo de Jared Kushner, asesor y yerno del presidente Trump, podría revelarlo en las semanas posteriores a las elecciones de abril en Israel.
A diferencia de los gobiernos estadounidenses anteriores, la administración republicana actual –considerada muy favorable a Israel– nunca ha apoyado explícitamente una solución de dos Estados (israelí y palestino). “Dependerá ciertamente de ellos”, respondió evasivo, sobre este asunto, el secretario de Estado ante la Cámara de Representantes.
Mike Pompeo pareció distanciarse claramente cuando se le preguntó si los “parámetros” del plan estadounidense serán los que han estado en el centro de los intentos de solución como las fronteras, las colonias de Israel y los refugiados palestinos."Esos son los parámetros que se manejaron en gran medida en los debates anteriores y que nos dejan donde estamos ahora: sin solución".
Antes de dar a conocer su propuesta, el gobierno de Trump rompió con la tradición diplomática estadounidense y el consenso jurídico internacional sobre varios asuntos espinosos, al reconocer unilateralmente a Jerusalén como capital de Israel, decisión que justificó como como una “condición necesaria para lograr la paz”.
El lunes, dio el visto bueno a la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, ocupados por Israel en 1967 y anexados en 1981, decisión que la inmensa mayoría de la comunidad internacional no acuerpa. El presidente afirmó que ese paso debió darse “hace décadas”.
Estados Unidos también se ha abstenido de denunciar con claridad los asentamientos israelitas, y ha evitado calificar como “ocupados” los territorios palestinos, además de suspender sus aportes a la agencia de las Naciones Unidas que atiende a los refugiados palestinos.
Por todos esos motivos y frente a la supresión de la ayuda financiera de Estados Unidos, la Autoridad Palestina rechazó todo contacto con el Gobierno estadounidense y le negó el papel de mediador.
Cuando se le preguntó las posibilidades de éxito en esas condiciones, Pompeo expresó, sin embargo, su “optimismo”.