Jartum. Pese a la sangrienta represión en Jartum, los sudaneses hostiles al golpe de Estado militar volvieron este viernes a las calles, dispuestos a proseguir su protesta, y esperan movilizar a una gran multitud el sábado contra el general Abdel Fattah al Burhan.
Desde el golpe del lunes liderado por el general Burhan, que acabó con las esperanzas de una transición democrática en este país lacerado de conflictos, al menos ocho manifestantes han muerto y más de 170 resultaron heridos por las fuerzas de seguridad, según fuentes médicas. “Recibir a balazos a manifestantes pacíficos es intolerable, pero esto no nos va a desanimar”, manifestó Haitham Mohammed, un manifestante en Jartum. “Todo ello refuerza nuestra determinación”.
Pese a que las autoridades han cortado el internet, los manifestantes se organizan para reunirse en Jartum y otras ciudades. Aunque sindicatos y otras asociaciones han sido disueltos, estos siguen movilizándose en favor de la “desobediencia civil” y la “huelga general”, que han convertido a la capital en una ciudad muerta desde hace cinco días.
El sábado, los opositores al golpe prometen “un millón” de sudaneses en las calles. Sus consignas serán claras: “Burhan, deja el poder”, “Burhan a Kober”Kober es la prisión de alta seguridad en Jartum donde está detenido el general Omar al Bashir, destituido por el ejército en abril de 2019 bajo la presión de la calle tras 30 años de dictadura. Para los manifestantes, el general Burhan, exjefe del ejército de tierra de Bashir, debería también ir a esa cárcel.
Como el viejo régimen
El lunes, el general Burhan, gobernante de facto de Sudán desde el derrocamiento de Bashir, disolvió el frágil gobierno de transición que debía conducir al país a un mando civil. El primer ministro Abdalá Hamdock fue detenido ese mismo día, y permanece recluido en su casa bajo vigilancia. Otros ministros, encargados con Hamdock de la transición, están bajo arresto domiciliario.
Los elementos de su gabinete aún libres se han convertido en los portavoces de quienes exigen el regreso de las autoridades “legítimas” y el fin de compartir con los militares el tránsito hacia un poder totalmente civil. “El ejército es exactamente como el antiguo régimen” del general Bashir, que también llegó al poder en 1989 mediante un golpe, asegura Haitham Mohammed.
Este empobrecido país del este de África, tuvo solo breves períodos democráticos desde su independencia en 1956.
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Además del arresto de responsables civiles y ministros, las nuevas autoridades buscan callar cualquier oposición al golpe, y detuvieron figuras políticas, militantes, e incluso simples peatones. También los medios de prensa se han visto afectados. Soldados tomaron por asalto la televisión de Estado, cuyo jefe, partidario de un poder civil, fue destituido el jueves, así como la agencia oficial SUNA.
Mensaje claro
El viernes, el diario Al Democrati fue intervenido. Los soldados “obligaron al guardia del edificio a irse, sellaron la puerta y le dijeron que no vuelva más” relató uno de sus periodistas, bajo condición de anonimato. La víspera, la radio Hana fue cerrada.
Ante esta represión, el general Burhan afirma por su lado que Sudán “no sufre un golpe de Estado”, sino “un enderezamiento de la vía de la revolución”. Pero la comunidad internacional sigue presionando a los militares en Sudán.
Ese mismo viernes, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió este viernes “moderación” al Ejército de Sudán durante las manifestaciones previstas el sábado en Jartum. “Insto a los militares a hacer gala de moderación y a no causar más víctimas. La gente debe poder manifestarse pacíficamente”, declaró Guterres en víspera de una cumbre del G20 en Roma.
El Consejo de Seguridad de la ONU expresó el jueves su “profunda preocupación por la toma del poder militar” e instó a la junta sudanesa a restaurar el gobierno civil. En la misma línea, el presidente estadounidense, Joe Biden, declaró en un comunicado: “Nuestro mensaje a las autoridades militares de Sudán es claro: el pueblo sudanés debe estar autorizado a manifestar pacíficamente y el gobierno de transición dirigido por civiles debe ser restaurado.