La policía de Brasil allanó, este martes, la casa del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, principal rival político de la presidenta Dilma Rousseff, que desató el proceso de juicio político en su contra y está acusado de corrupción en el megaescándalo de Petrobras.
La operación ocurre simultáneamente en varios estados de Brasil, involucra a otras autoridades federales, y según informó la policía, busca "evitar que pruebas importantes sean destruidas por los investigados".
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Cunha fue acusado por la fiscalía en agosto de haber cobrado sobornos por al menos $5 millones de la red de corrupción que funcionaba dentro de Petrobras, la mayor empresa del país.
Además, es investigado por supuestamente guardar dinero de origen sospechoso en cuentas bancarias en Suiza sin declarar.
Cunha, un poderoso legislador evangélico que le ha declarado la guerra al gobierno, aceptó el 2 de diciembre un pedido de juicio revocatorio contra Rousseff, paso inicial para juzgar a la presidenta, que transita su segundo mandato con una popularidad del 10% y una profunda recesión económica.
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El mismo Cunha es objeto de un proceso disciplinario en el Consejo de Ética de la Cámara de Diputados, por haber mentido a sus colegas acerca de las cuentas en Suiza.
Al tiempo que puso a andar el proceso contra Rousseff, Cunha es acusado de ejecutar diversas maniobras para retrasar su proceso en el Consejo de Ética, que potencialmente podría acabar con su mandato al frente de la Cámara Baja.
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De acuerdo con la investigación del llamado "Petrolao" las principales constructoras de Brasil formaron un cártel para manipular licitaciones de la estatal mediante el pago de sobornos a directivos de la compañía vinculados a partidos políticos, que luego eran distribuidos entre los confabuladores.
Varios empresarios, exfuncionarios de Petrobras e importantes figuras del izquierdista Partido de los Trabajadores de Rousseff fueron detenidos y enfrentan juicios por participar del esquema.