Brasilia
El presidente brasileño, Michel Temer, realizó el miércoles una verdadera demostración de fuerza política pese a su impopularidad récord, al lograr que la Cámara de Diputados bloquee por clara mayoría una acusación de corrupción en su contra.
La posibilidad de juzgar a Temer como presidente quedó descartada cuando los votos contrarios o las ausencias impidieron de hecho a la oposición obtener los 342 votos necesarios (dos tercios de los 513 escaños) para encaminar la denuncia a la corte suprema.
A Temer le alcanzaba en consecuencia con que 172 diputados lo apoyen, se abstengan o se ausenten para que la denuncia sea inviable.
Cuando aún se aguardaba el voto de varias decenas de legisladores, el mandatario conservador había recibido ya el respaldo de 201 diputados, frente a 164 que se prenunciaron por juzgarlo y una abstención, con 16 ausentes.
De haber sido aceptada la denuncia, el Supremo tribunal Federal (STF) hubiera examinado el caso y, de admitirlo, Temer hubiera sido apartado de su cargo en espera del fallo final.
Cargo por corrupción. La denuncia por corrupción pasiva fue formulada por el fiscal general, Rodrigo Janot, después de que a mediados de mayo se divulgaron una grabación y un video.
En la grabación de una conversación entre Temer y el dueño del gigante de la alimentación Joesley Batista, el mandatario parece avalar la entrega de un soborno al encarcelado exdiputado Eduardo Cunha para comprar su silencio.
El video muestra al entonces diputado Rodrigo Rocha Loures, un cercano asesor de Temer, cargando una maleta con 500.000 reales (unos $150.000). Según la delación de Batista, el dinero era parte de un soborno ofrecido al presidente para favorecer los negocios de la empresa.
Janot también podría inculpar a Temer de obstrucción a la Justicia y de organización para delinquir.
Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centroderecha), y sus defensores afirman que la acusación es una "ficción" construida para perjudicarlo y amenazar la reconstrucción de un país que emerge a duras penas tras la peor recesión de su historia, con más de 13,5 millones de desocupados.
La oposición acusa a Temer de haber liberado en las últimas semanas cuantiosos fondos para proyectos de diputados vacilantes.
Esta crisis se produce menos de 15 meses después de la caída de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, destituida por el Congreso por manipulación de las cuentas públicas y reemplazada por Temer, quien era su vicepresidente.
El dominio de Temer en el Congreso contrasta con su popularidad de apenas 5%, la peor desde el retorno de la democracia en 1985, según un reciente sondeo Ibope. Un 81% de los brasileños apoya además que el mandatario sea juzgado, de acuerdo con el mismo instituto.
Agitación en el Congreso. La sesión estuvo marcada por algunos tumultos.
Diputados de izquierda pusieron en el piso una maleta abierta, que simulaban la que llevaba Rocha Loures, repleta de billetes falsos con la efigie de Temer. Durante una discusión, lanzaron los billetes al aire, que cayeron sobre la bancada oficialista.
Hubo empujones cuando diputados opositores arrancaron a partidarios de Temer muñecos que representaban al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) vestido de presidiario. El exlíder sindical fue condenado recientemente a casi 10 años de cárcel por corrupción pasiva en el marco del escándalo Petrobras, pero apela la sentencia en libertad.
Temer consiguió así una victoria holgada, que debería permitirle acallar las dudas de aliados sobre su capacidad de hacer avanzar los ajustes reclamados por los mercados, como una polémica reforma de las jubilaciones que requiere una mayoría cualificada de tres quintos en ambas cámaras.
Los analistas de la consultora Eurasia Group preveían que la denuncia sería rechazada "por un amplio margen" y que el gobierno podría en consecuencia "reiniciar las negociaciones sobre la reforma de las jubilaciones".
Ya con esa tendencia perfilada, la Bolsa de Sao Paulo cerró con ganancias de 0,93%, a 67.135 puntos, alcanzando el nivel previo a la crisis que estalló en mayo.
Asediado por las acusaciones, Temer ya perdió seis asesores de rango ministerial salpicados por el escándalo de Petrobras y tiene a otros ocho bajo investigación del máximo tribunal.
Decenas de legisladores de casi todos los partidos se hallan además bajo el foco de la Operación Lava Jato, que investiga una vasta red de sobornos en la estatal Petrobras.