Pekín. El presidente chino, Xi Jinping, promulgó el martes la polémica ley de seguridad nacional para Hong Kong que permite reprimir actividades subversivas, secesión y colusión con fuerzas extranjeras, pero que es considerada por sus detractores como una forma de amordazar a la oposición y socavar la autonomía del territorio.
Ignorando los llamamientos de los países occidentales, el Parlamento Nacional probó el texto, un año después de las manifestaciones multitudinarias en la antigua colonia británica contra la influencia del Gobierno Central.
El texto será incorporado a la Ley Fundamental que sirve desde 1997 de Constitución en Hong Kong y entrará en vigor este mismo martes, anunció la jefa del Gobierno hongkonés, Carrie Lam.
Elaborado en seis semanas, el contenido de la ley que fue sometido el domingo al comité permanente del Parlamento Nacional, una instancia que depende del Partido Comunista chino (CPC), es un secreto para los 7,5 millones de habitantes de la ciudad.
La agencia oficial Xinhua esbozó en junio las grandes líneas, afirmando que pretende erradicar el “separatismo”, el terrorismo”, la “subversión” y la “colusión con las fuerzas exteriores y extranjeras”.
"Esto supone el fin de Hong Kong tal como lo conocía todo el mundo. Con poderes ampliados y una ley mal definida, la ciudad se convertirá en un #estadodepolicíasecreta", tuiteó el martes Joshua Wong, uno de los líderes del movimiento prodemocracia de Hong Kong, cuyo partido político Demosisto anunció su disolución.
[End of Hong Kong, Beginning of Reign of Terror]
— Joshua Wong 黃之鋒 😷 (@joshuawongcf) June 30, 2020
1. #Beijing has just passed the sweeping #nationalsecuritylaw. It marks the end of Hong Kong that the world knew before. pic.twitter.com/QouY6Itr1O
La nueva ley será una "espada" que pende sobre la cabeza de aquellos que afecten la seguridad nacional, dijo la Oficina de Asuntos para Hong Kong y Macao poco después de su promulgación.
"Para una vasta mayoría de los residentes de Hong Kong (...) esta ley es un espíritu guardián de sus libertades", agregó.
Esta ley permite reprimir cuatro tipos de crímenes contra la seguridad del Estado: las actividades subversivas, la secesión, el terrorismo y la colusión con fuerzas extranjeras.
En este ámbito, la China continental puede hacerse cargo directamente de los casos en tres situaciones: si se trata de casos complejos de injerencia extranjera, si los casos son "muy graves" y si hay "amenazas graves y reales" contra la seguridad nacional.
“Poco importa que se haya hecho uso de la violencia o que se haya amenazado con usarla, los líderes o autores de (crímenes) graves serán condenados a cadena perpetua o a un mínimo de 10 años de cárcel”, establece la nueva ley.
Bozal para disidencia
Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos habían advertido del riesgo de que la ley sea utilizada para acallar las voces críticas con Pekín, que utiliza leyes similares para aplastar a la disidencia en el continente.
Pero Carrie Lam defendió “el derecho de nuestro país a garantizar la seguridad nacional y las aspiraciones a la estabilidad y la armonía de la población de Hong Kong”, en un mensaje en video en la apertura de la 44.ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
Para la diputada opositora Clauda Mo, "el hecho que la población de Hong Kong solo conocerá lo que hay en la ley después del hecho es más que absurdo".
La UE “deploró” la adopción de esta ley que “puede afectar gravemente el elevado grado de autonomía de Hong Kong y tener un efecto perjudicial sobre la independencia del Poder Judicial y el Estado de derecho”, declaró el presidente del Consejo Europeo Charles Michel.
El compromiso alcanzado por Reino Unido con China para la devolución de Hong Kong en 1997 fue que la excolonia mantendría ciertas libertades, así como una autonomía legislativa y judicial, durante 50 años, en lo que se denominó un “país, dos sistemas”.
Los hongkoneses tienen libertad de expresión, libertad de prensa, una justicia independiente y un sistema capitalista.
La fórmula fue el pilar de la transformación de la ciudad en una plataforma financiera mundial, anclada en su seguridad jurídica y las libertades políticas de las que carece el continente.
Blancos de Pekín
En el punto de mira de Pekín figuran los partidarios de la independencia e incluso algunos países extranjeros, en particular Estados Unidos, acusados de echar leña al fuego apoyando a los manifestantes.
Asimismo, está prevista la creación en Hong Kong de un “órgano de seguridad nacional” dependiente del Gobierno central que se encargaría en particular de labores de inteligencia.
"Es una medida grave, profundamente inquietante", reaccionó el ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab.
La región está dirigida por un gobierno local cuyos miembros están subordinados a Pekín, debido a un proceso de selección que aparta a las figuras de la oposición.
Washington anunció el lunes el fin de las ventas de equipo sensible de defensa a Hong Kong para evitar “que caiga en manos” del Ejército chino, a lo que China reaccionó el martes anunciando que adoptará “represalias” por esta decisión.
La administración de Donald Trump ya había anunciado el viernes restricciones de visado para funcionarios chinos acusados de “poner en entredicho” la autonomía del territorio. China respondió el lunes con una medida similar contra los ciudadanos estadounidenses “que se comportaron mal” criticando la ley.
A partir de ahora, parece difícil que los hongkoneses puedan organizar manifestaciones masivas ya que las autoridades de la excolonia siguen prohibiendo las concentraciones de más de 50 personas debido a la epidemia de covid-19.