El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski aseguró que Perú sufrirá “un golpe de Estado” si el Congreso, dominado por la oposición, lo destituye acusado de mentir sobre sus lazos con la firma brasileña Odebrecht.
“Absolutamente, esto sería un golpe de Estado. Yo no creo que va a pasar, pero sería un golpe de Estado”, afirmó el mandatario en una entrevista al diario de mayor difusión en Perú Trome, la cual se publica este domingo.
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Kuczynski, un liberal moderado de 79 años, resaltó que la imagen internacional de Perú se verá afectada si el Congreso lo destituye, en especial porque Lima acogerá en abril a la Cumbre de las Américas, a efectuarse el 13 y 14 de abril, a la que asistirá el presidente estadounidense Donald Trump.
“Vamos a tener la Cumbre de las Américas, y yo no creo que vengan varios de los mandatarios si yo no estoy sentado en el sillón presidencial”, destacó el gobernante peruano. También negó haber incurrido en actos ilegales con Odebrecht a través de sus empresas financieras en los años que estaba dedicado al sector privado.
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Kuczynski afronta su segundo pedido de destitución en tres meses, luego de sobrevivir en diciembre pasado a una votación similar en el Congreso.
Kuczynski, que se labró un camino como banquero de inversión en Wall Street, descartó ser “un incapaz moral”, como sostiene la moción de vacancia (destitución) presentada por la oposición en el Congreso, que la discutirá y votará el próximo jueves 22 de marzo.
“La incapacidad moral a la cual se refiere la Constitución peruana se refiere a la capacidad mental, es el caso que a alguien le dé Alzheimer o algo. Es totalmente inaplicable en mi caso, uno puede ser vacado por no convocar a elecciones, por salir fuera del país sin permiso, cosas muy puntuales que no se aplican (en mi caso)”, deslinda el presidente.
Votos decisivos
Kuczynski, quien asumió el poder en el 2016, durante cinco años, reveló que si lo destituyen permanecerá en el país. “Me quedaré aquí a hacer mi gimnasia y a escribir mis libros”, acotó este economista formado en Gran Bretaña y Estados Unidos.
El Congreso unicameral de Perú, conformado por 130 legisladores, necesita 87 votos para destituirlo. La cifra no es imposible de alcanzar pues la oposición de izquierda y de derecha, liderada por Keiko Fujimori, bordea los 80 votos.
La indecisión de otras tiendas políticas hará la diferencia a última hora. La incertidumbre es creciente, en medio de una ofensiva mediática del gobierno por defenderse con garras sobre una acusación que tilda de ilegal.
“Me acusan de cosas que ocurrieron hace 12 y 15 años atrás, y que nada tienen que ver con mi gobierno”, subraya Kuczynski, quien sí admite haber recibido dividendos de sus empresas por contratos de asesorías con Odebrecht.
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“Los $380.000 sí claro que sí (los recibí)”, dijo al diario Trome sobre una de las tantas sumas que se le atribuye haber devengado, aunque señala que se trata de operaciones legales.
Esta semana el mandatario ha sido interrogado por la fiscalía y por una comisión parlamentaria sobre sus lazos con Odebrecht. Kuczynski está bajo fuego desde que en diciembre la constructora brasileña reveló que había pagado casi $5 millones por asesorías a empresas ligadas a él mientras era ministro.
Hasta entonces había negado todo lazo con la constructora. Odebrecht ha revelado en el último año que pagó un soborno de $20 millones al expresidente Alejandro Toledo, y que hizo aportes de campaña en el 2006 y el 2011 a los últimos cuatro ocupantes del sillón presidencial peruano, incluido Kuczynski, y a la líder opositora Keiko Fujimori. Todos ellos lo niegan.