Moscú. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, acusó este martes a Occidente de ignorar las preocupaciones de Moscú en materia de seguridad y a Estados Unidos de utilizar a Ucrania como herramienta contra su país, aunque dijo esperar una solución para poner fin a las crecientes tensiones.
Putin habló públicamente por primera vez en semanas sobre la crisis, tras una conversación telefónica entre los jefes de las diplomacias rusa y estadounidense, que señalaron su profundo desacuerdo sobre el tema, pero manifestaron querer continuar el diálogo.
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“El principal objetivo de Estados Unidos es contener a Rusia, y Ucrania es su instrumento para arrastrarnos a un conflicto armado, y golpearnos con las más duras sanciones”, afirmó. “Espero que al final encontremos una solución, aunque no sea fácil”, agregó, al recibir al primer ministro húngaro, Viktor Orban, un aliado aunque su país es miembro de la Unión Europea y de la OTAN.
Para Orban las diferencias entre ambas partes eran “superables”. El presidente ruso no mencionó las decenas de miles de soldados desplegados en la frontera con Ucrania desde hace semanas, y que deja pensar al mundo occidental que prepara un nuevo ataque a su vecino tras el del 2014.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, instó a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, a “una desescalada inmediata y la retirada de tropas y equipos de las fronteras de Ucrania”, advirtiendo de sanciones “rápidas y severas” en caso de una ofensiva.
Rusia niega cualquier intención bélica y reclama garantías para su seguridad, en particular que Ucrania nunca será miembro de la OTAN y que la Alianza Atlántica retirará sus fuerzas a sus posiciones de 1997, es decir, antes de sus sucesivas ampliaciones en Europa del Este.
El gobierno de Estados Unidos rechazó esas exigencias y dejó la puerta abierta para discutir otros temas, como el despliegue de misiles o los límites recíprocos de las maniobras militares. Rusia prepara una respuesta a esta posición. “Estamos analizando las respuestas escritas recibidas de Estados Unidos y la OTAN (...) pero está claro que las preocupaciones de principio de Rusia han sido ignoradas, dijo Putin.
El peor escenario
Putin planteó el peor escenario posible, señalando que si Ucrania se convertía en miembro de la OTAN, intentaría recuperar por la fuerza Crimea, anexionada por Rusia en el 2014, desencadenando un conflicto entre Moscú y la Alianza Atlántica.
“Imaginen que Ucrania, miembro de la OTAN, lanza una operación militar en Crimea, un territorio soberano de Rusia”, aseguró, “¿y nosotros qué? ¿Iríamos a la guerra con la OTAN?”, agregó. Haciéndose eco de su ministro de Asuntos Exteriores, rebatió el principio de que “nadie debe reforzar su seguridad a costa de los demás”, mientras que Occidente insiste en el derecho de Ucrania a elegir sus alianzas.
Pese a las profundas divergencias, Blinken afirmó querer “continuar un intercambio sustantivo con Rusia sobre las preocupaciones de seguridad mutua”. “Blinken estuvo de acuerdo en que hay razones para continuar el diálogo” sobre el tema de la seguridad de Rusia”, dijo, por su parte, Lavrov. “Veremos cómo va”, añadió.
En otra señal de apoyo occidental a Ucrania, el primer ministro británico, Boris Johnson, estuvo este martes en Kiev, como lo hizo su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki. “Es vital que Rusia dé un paso atrás y elija el camino de la diplomacia”, consideró Johnson, advirtiendo que existe un “peligro claro” e “inminente” de una intervención militar rusa en Ucrania.
No hay ‘retirada’ rusa
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, saludó el creciente apoyo diplomático y militar occidental a Moscú, “el más importante” desde que Rusia se anexó la península ucraniana de Crimea. Para disuadir a Moscú de cualquier agresión, Occidente también ha acelerado sus preparativos para imponer medidas punitivas económicas.
“Estamos dispuestos a dialogar, por supuesto, pero las sanciones están preparadas”, apuntó Johnson. Estados Unidos y el Reino Unido, una de las zonas de inversión favoritas de los oligarcas rusos, dijeron el lunes que iban a sancionar a los allegados al Kremlin.
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Los rusos ricos correrán el riesgo de congelamiento de activos en el Reino Unido, de tener prohibido ingresar al territorio, o hacer transacciones allí. “No vamos a retroceder ni quedarnos quietos escuchando las amenazas de sanciones de Estados Unidos”, respondió el martes la embajada rusa en Washington.
Mientras Moscú ha privilegiado desde el comienzo de esta crisis los contactos directos con Washington, los europeos intentan mantenerse en el juego diplomático. El jefe del gobierno italiano, Mario Draghi, llamó a Putin a “desescalar”. El presidente ruso prepara una reunión con su homólogo francés, Emmanuel Macron.