Saná. EFE. El movimiento rebelde chiita de los hutíes anunció ayer la disolución del Parlamento y la próxima formación de un consejo presidencial para la etapa transitoria, en medio de la crisis política que llevó a la dimisión del presidente de Yemen, Abdo Rabu Mansur Hadi.
Después de hacerse con el control en los últimos meses de siete provincias del país, incluida Saná, los rebeldes hutíes institucionalizaron, con una declaración constitucional, su rebelión y su toma del poder.
Este grupo chiita, también conocido como Ansar Alá (Seguidores de Dios ), anunció en un acto en el palacio republicano de Saná dicha declaración, con la que se pretende llenar el vacío de poder dejado por la renuncia de Hadi y del Gobierno, el 22 de enero.
El documento contempla el establecimiento de un consejo nacional provisional, integrado por 551 miembros, que sustituirá al Parlamento.
Este órgano formará el citado Consejo Presidencial, que creará a su vez un Gobierno interino de tecnócratas.
El Consejo Presidencial, de acuerdo con el acta constitucional, estará compuesto por cinco miembros y su mandato, como el del Poder Ejecutivo interino, será de dos años.
En este tiempo que durará la etapa transitoria, deberán convocarse elecciones presidenciales y legislativas.
El Consejo Nacional Provisional y el Consejo Presidencial quedan supeditados al Comité Supremo Revolucionario, la jefatura de los hutíes, cuyo líder es Abdelmalek al-Huti.
Este Comité tiene el poder para refrendar o rechazar todas las decisiones del Consejo Nacional y emitirá una resolución que determine las prerrogativas de los órganos anunciados.
El periodista y miembro de los hutíes Abdel Karim al-Hiwani inauguró la conferencia y destacó que la fase interina es “el comienzo de una nueva era en la que la patria avanzará hacia la seguridad”.
“Estamos aquí para cumplir las aspiraciones del pueblo (...) Esta revolución llegó para subrayar que esta patria se merece sacrificios, para limpiarla de la corrupción y de los corruptos”, manifestó.
Al-Hiwani criticó a las fuerzas políticas por fracasar en lograr un acuerdo para la formación de un consejo presidencial y sacar al país de la crisis, de la que acusó a “la injustificada dimisión de Hadi y su gobierno”.
El 1.° de febrero, Ansar Alá dio tres días a los grupos políticos para tomar “decisiones urgentes ante el vacío de poder existente”, lo cual no ocurrió.
El conflicto entre los rebeldes chiitas y las autoridades se agravó después de que los primeros tomaron el 20 de enero el palacio presidencial de Saná y bombardearan la residencia del jefe de Estado.
Dos días después, Hadi y el gobierno presentaron su renuncia, declarándose incapaces de reconducir la situación tras el incumplimiento de varios acuerdos alcanzados entre la presidencia y los hutíes, que estipulaban la retirada de los últimos de las zonas tomadas en los últimos meses.
Los hutíes, que ya se alzaron en armas contra las autoridades en el 2004 y el 2010. Iniciaron su expansión militar por todo el país en setiembre y controlan siete provincias, incluida Saná.
De confesión musulmana, son chiitas de la rama de los zaiditas, que representa el 30% de los 25 millones de habitantes que pueblan Yemen, el país más pobre de la península Arábiga.
Su expansión pone en jaque también a las monarquías sunitas de la región, en especial Arabia Saudí, cuyo Ejército ayudó a las autoridades yemeníes a aplastar las anteriores revueltas hutíes.