Adén, Yemen AFP Las milicias chiitas hutíes, cercanas a Irán, avanzan hacia el suroeste de Yemen y amenazan el estratégico estrecho de Bab al-Mandeb, por el que transita buena parte del tráfico marítimo mundial.
Los hutíes lanzaron en los últimos días una ofensiva contra la ciudad de Taiz, cerca del estrecho que separa África de la península arábiga.
El domingo, según fuentes de seguridad, los milicianos se dirigían hacia el puerto de Mocha, a 80 km de Taiz, que permite un acceso directo al estrecho de Bab al-Mandeb, situado entre el mar Rojo y el golfo de Adén.
Si los hutíes consiguen tomar la zona, el conflicto yemení cobrará una dimensión internacional, ya que las grandes potencias no pueden aceptar que una fuerza vinculada con Irán, que controla el estrecho de Ormuz, se instale en Bab al-Mandeb.
“Irán sería el mayor beneficiario y tendría una baza para ejercer presión sobre las potencias mundiales en las negociaciones sobre el programa nuclear iraní”, afirma el analista político yemení, Basem al Hakimi.
Paso importante. “Arabia Saudí podría verse afectada, pues sus exportaciones de petróleo hacia Asia pasan por el estrecho de Bab al-Mandeb ”, añade. “Irán dispondría, por tanto, de una herramienta para presionar a Riad”.
Al entrar en Taiz, donde tomaron este fin de semana el aeropuerto sin conseguir apoderarse de toda la ciudad, los hutíes solo están a unos 160 kilómetros de Adén, la segunda ciudad del país, en el extremo sur de Yemen.
El estrecho también tiene importancia estratégica para otros países, como Egipto e Israel, además de las grandes potencias.
Estados Unidos tiene una base en Yibuti, cerca de la orilla africana del estrecho, donde Francia lleva más tiempo instalada.
Para El Cairo, Bab al-Mandeb, que da acceso al canal de Suez, “constituye una línea roja”, afirmó el embajador egipcio en Yemen, Yusef al-Sharkaui, ante la prensa. “Más del 38% del tráfico marítimo mundial pasa por ese estrecho”, precisó para subrayar su importancia estratégica.
“La seguridad nacional en Yemen está íntimamente vinculada con la seguridad del mar Rojo, del Golfo y de Bab al-Mandeb”, añadió el diplomático egipcio tras haberse reunido la semana pasada con el presidente yemení Abdo Rabu Mansur Hadi, en Adén.
Egipto, que apoya a Hadi, cerró su embajada en Saná, como otros países occidentales y árabes, después de que los hutíes tomaron la capital yemení a principios de febrero.
Hadi huyó de Saná y se refugió en Adén. El domingo, el Consejo de Seguridad de la ONU le reiteró su apoyo, al tiempo que pedía a los Estados miembros de la organización que se “abstuvieran de cualquier injerencia” en Yemen.
El presidente yemení también puede contar con el apoyo de las monarquías sunitas del Golfo, sobre todo de Arabia Saudí.
La amenaza de los hutíes sobre Bab al-Mandeb también suscita preocupación en Israel, cuyo puerto de Eilat está situado en el mar Rojo.
Guerra civil. Yemen se dirige hacia “una guerra civil” y corre el peligro de “dislocarse” con “una creciente división entre el norte y el sur”, advirtió el emisario de la ONU, Jamal Benomar.
En tanto, los chiitas enviaron refuerzos ayer al sur de Yemen con el objetivo de tomar la ciudad de Adén. Lo que los ha detenido en su avance han sido las tribus hostiles en dos zonas situadas a menos de 80 kilómetros de Taiz.
En la provincia de Marib, al este de Saná, las tribus sunitas repelieron ayer otro convoy de hutíes, en enfrentamientos que dejaron “decenas de muertos”.