Alepo, Siria
La tregua en Siria, considerada como la de la "última oportunidad" para poner fin a una guerra que dejó más de 300.000 muertos, se mantuvo este martes, aunque la ausencia de ayuda humanitaria causó decepción en las zonas asediadas.
Las armas dejaron de escucharse poco antes del atardecer del lunes, cuando entró en vigor una tregua pactada por Rusia y Estados Unidos, que apoyan respectivamente al régimen y a los rebeldes, en un nuevo intento de poner fin a más de cinco años de guerra.
El enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, aplaudió este martes la "significativa caída de la violencia" a poco más de 24 horas de comenzar el alto el fuego acordado.
De Mistura matizó que se habían registrado algunos episodios violentos, especialmente en la noche del lunes, pero que la situación para este martes se presentaba positiva.
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El enviado de la ONU admitió que Naciones Unidas no había entregado ayuda a los civiles durante el primer día de tregua, por las dudas sobre la seguridad en la región, y solicitó "garantías de que los conductores y el convoy" no serán atacados.
Corresponsales de AFP situados en ambas partes de la ciudad de Alepo, la controlada por los rebeldes y la dominada por el régimen; y en Damasco, gobernada por el régimen, constataron que la situación estaba tranquila.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó de que se habían producido episodios esporádicos de violencia en diferentes partes del país, cometidos por ambos bandos, pero que no habían dejado muertos.
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Sin embargo, la tregua no consiguió evitar los fuertes combates en Hama (centro) entre las fuerzas del régimen y la facción yihadista Jund al-Aqsa, clasificada como "terrorista" por varios países, advirtió el OSDH.
Por su parte, Damasco acusó a la oposición de una serie de violaciones y su aliado, el Ejército ruso, afirmó este martes que las fuerzas del régimen respetaban el alto el fuego pero que los rebeldes habían disparado "en 23 ocasiones contra barrios residenciales y las posiciones de las fuerzas gubernamentales".
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Ayuda en veremos
Para poder enviar ayuda a los barrios rebeldes sitiados de Alepo, militares rusos instalaron un punto de observación móvil en la ruta de Castello, un eje de acceso vital al norte de la segunda ciudad siria que une la región con la frontera turca, desde donde proviene esta ayuda, según agencias de prensa rusas.
Sin embargo, Damasco anunció que rechazaría el ingreso de ayuda de Turquía a los barrios rebeldes de Alepo si no se coordinaba con el gobierno de Bashar al-Asad y con la ONU.
La guerra civil en el país, que lleva ya más de cinco años, dejó, según el OSDH, más de 300.000 muertos, de los cuales más de 87.000 eran civiles, así como millones de desplazados.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, que negoció el pacto con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, cree que la tregua podría "ser la última oportunidad de salvar" Siria.
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Niños de Alepo salen a jugar pero tienen hambre
Los niños tomaron por asalto este martes los columpios multicolores de Alepo, en el primer día de tregua, sin temor a que sus juegos terminen en tragedia, pero con los estómagos igual de vacíos.
El barrio rebelde de Bustane al-Qasr recuperó las risas y gritos de los niños, que aprovecharon este primer día de calma para divertirse rompiendo con el cotidiano encierro de sus casas para escapar a la muerte.
Otros, un poco mayores, jugaron al futbol bajo un puente destruido, al igual que muchos edificios en el barrio de Chaar. Sin embargo, el lunes, día del Eid al-Adha, la fiesta musulmana del sacrificio (de un cordero que después es compartido en familia o con amigos), no fue sinónimo, como antes de la guerra, de un festín. En la ciudad no hay alimentos.
Por primera vez desde la última tregua en febrero, los aviones no lanzaron sus bombas y los ciudadanos pudieron dormir plácidamente, pero los barrios rebeldes de la excapital económica y segunda ciudad del país, así como en las otras localidades sitiadas, esperaron en vano la distribución de la ayuda humanitaria esperada en virtud del acuerdo de tregua.
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"La detención de los bombardeos está bien, pero no es suficiente. Queremos la llegada de alimentos", afirmó Abu Jamil, en Ansari, barrio de la parte rebelde de Alepo.
"La situación es mala, puesto que los mercados están vacíos", añadió.
Devastado por la guerra, el sector este de la ciudad sufre una escasez sin precedentes.
El frente principal se calmó. Este martes, un periodista de la AFP en el lugar constató que las calles estaban más frecuentadas que lo acostumbrado. Sus habitantes discutían en las aceras o frente a sus casas en muchos barrios.
Sin embargo, la mayoría de los mercados estaban cerrados por falta de provisiones, y en los pocos abiertos las personas intentaban comprar algo de lo poco que les ofrecían, como berenjenas, calabacines (zapallitos) u otras hortalizas.
La decepción es palpable porque no ha llegado la ayuda, a pesar de que el acuerdo la preveía a partir del lunes para las ciudades sitiadas o de difícil acceso, como es el caso de Alepo.