Brasilia. AFP. Protestas por mejores servicios públicos y en contra de la corrupción transcurrían ayer en algunas ciudades de Brasil, aunque con inferior intensidad a la histórica jornada del jueves, mientras se expande el llamado a una huelga general el 1.° de julio.
Unas 1.500 personas marcharon por la turística costanera de Copacabana en Río de Janeiro para protestar contra el proyecto de reforma constitucional PEC37, que limita el poder de investigación de la Fiscalía y, según los manifestantes, aumentará la impunidad de los corruptos.
“Dilma tiene que hacer mucho más contra la corrupción. Ella es el símbolo del sistema”, dijo Anderson Luis Rosa Raposo, de 31 años, profesor de inglés que protestaba en Río. “Oh, oh, oh, queremos más dinero para salud y educación”, y “¡Ven a la calle, ven!”, coreaba la multitud.
Por temor a los actos de vandalismo que han estallado en algunas jornadas de protesta, un centro comercial y tiendas cercanas a Copacabana cerraron sus puertas.
Otros 500 manifestantes se congregaron en Fortaleza, donde se jugaba el partido entre Nigeria y España por la Copa Confederaciones de la FIFA, que se disputa estos días en Brasil como antesala al Mundial-2014. La protesta pacífica se dirigió primero hacia el estadio mundialista, y luego se trasladó hacia el aeropuerto, donde bloqueó una de las vías de acceso.
Niños y Mundial. Durante la ola de protestas, muchos manifestantes han reclamado por los millonarios gastos del Estado en la organización de las Copas –estimado en unos 15.000 millones de dólares– en lugar de realizar inversiones en salud o educación.
Protestas con niños tuvieron lugar en Río de Janeiro y en Brasilia, frente al edificio del Congreso.
“Tengo cinco hijos, el sábado llevé a dos a las protestas, y ahora traigo a las gemelas de 12 años: es muy importante politizar a los niños, que sepan sus derechos y deberes de ciudadano y que para conseguirlos hay que gritar”, explicó en Brasilia Magali Melo dos Santos, con una bandera de Brasil a la espalda.
En el barrio más rico de Río, Leblon, un grupo de jóvenes continuaba acampando frente a la casa del gobernador Sergio Cabral.
En una entrevista con el diario O Globo , el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, señaló que hay programas de desarrollo vinculados a los eventos y que es “estúpido” pensar que esta organización controla Brasil . “No somos responsables por todo lo que ocurre en el país. No le decimos a Brasil lo que tiene que hacerse”, afirmó.
Nuevas marchas y concentraciones seguían convocándose a través de las redes sociales, el canal por excelencia de la ola de protestas que ya lleva dos semanas y es la mayor en dos décadas.
Para hoy, las redes sociales convocaban a una marcha en la iglesia de la Candelaria, en el centro de Río de Janeiro, donde el jueves pasado se concentraron 300.000 personas para marchar hasta la Alcaldía.
Para el próximo jueves varios mensajes llaman a una paralización de actividades.