Río de Janeiro, Brasil. AFP La presidenta brasileña [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20141005_0006]]Dilma Rousseff [[END:INLINEREF]]enfrentará al socialdemócrata Aécio Neves en segunda vuelta entre los dos partidos que se han repartido el poder en los últimos 20 años, según resultados oficiales con el 99 por ciento de los votos escrutados.
La ecologista Marina Silva, del Partido Socialista, que se convirtió inesperadamente en presidenciable hace un mes y medio y llegó a superar netamente a sus dos rivales , quedó tercera con 21,29%, según el Tribunal Superior Electoral (TSE).
Rousseff obtiene 41,55% de los votos y Neves 33,63%, indicó el TSE.
En sus 12 años en el poder, el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Rousseff y su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva logró que 40 millones de pobres ingresaran en la clase media, tornando a la primera mujer presidenta de Brasil en la gran favorita de estos comicios.
Esperanza de cambio. Pero millones de brasileños también reclaman un cambio, tras cuatro años de magro crecimiento en la sétima economía mundial –el mercado espera un PIB de apenas 0,3% este año–, elevada inflación (6,5%) y escándalos de corrupción vinculados al PT.
En el segundo turno, el día 26, Rousseff ganaría a [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20141005_0005]]Neves[[END:INLINEREF]] por 48% a 42%, según Datafolha, y por 45% contra 37% según Ibope.
“Aécio Neves renació de las cenizas y llega con mucha fuerza a este segundo turno. Creo que Rousseff y Neves tienen 50% de posibilidades de ser elegidos. Será una campaña muy corta y muy intensa”, dijo el analista André César, de la consultora Prospectiva en Brasilia.
Más de un millón de brasileños, sobre todo jóvenes de clase media, salieron a las calles en junio de 2013 a reclamar mejores servicios públicos y freno a la corrupción política.
Marina Silva intentó encarnar este cambio, con la promesa de una “nueva política”, cuando se convirtió en presidenciable tras la muerte del candidato oficial del PSB en un accidente aéreo .
Pero en los últimos días, Neves, del poderoso Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), la había relegado al tercer lugar en estas elecciones que se convirtieron en un “ thriller político.
“Marina subió por la muerte de Eduardo Campos, que ocasionó una conmoción nacional, y ella se presentó como una alternativa. Pero no es una alternativa, sino una fuerza conservadora” y evangélica, dijo Carlos Alberto Alkmim, politólogo y profesor de la Universidad Católica de Río.
La batalla PSDB-PT representa “la bipolarización que viene ocurriendo hace varias elecciones”, con ambos partidos en el centro del espectro político, afirmó.
Equipo. El PT y el PSDB “son dos fuerzas políticas muy fuertes. Una candidatura no se enfrenta de la nada. Hay que tener equipo para entrar a la cancha”, dijo el expresidente Lula, criticando así a Silva, su exministra de Medio Ambiente, disidente del PT.
Los 142,8 millones de brasileños convocados a las urnas debían escoger a la totalidad de la Cámara de Diputados (513) y a un tercio del Senado (27), así como a 27 gobernadores y 1.059 diputados estatales.
Un total de 1.209 personas fueron detenidas por irregularidades, principalmente por hacer propaganda electoral, pero también por compra de votos, informó la justicia electoral, que elogió la “tranquilidad” de los comicios, los cuartos mayores del mundo detrás de India, Estados Unidos e Indonesia.
Las elecciones son consideradas las más informatizadas del mundo, gracias a su sistema de urnas electrónicas Made in Brazil .
En plena Amazonia, el Gobierno colocó urnas electrónicas flotantes, a las que el pescador Antonio Lopes da Silva, de 33 años, llegó en canoa, remando, y en las que se identificó con su huella digital.
“Trabajé toda la madrugada, pescando, pero quiero votar rápido. Quiero hacer valer mi derecho de mejorar nuestro país (...). Siempre cambiamos de político, pero el país no mejora”, dijo este pescador en el Lago do Catalao, en la ciudad de Iranduba, cerca de Manaus, sin revelar su voto.