Washington. Estados Unidos amenazó este martes al Kremlin con medidas económicas si invade Ucrania, cuando desde Rusia ya llegan ruidos de sables con maniobras militares a las puertas de su país vecino. ”Ya no se trata de una respuesta gradual. Esta vez comenzaremos por la parte superior de la escala (de sanciones) y nos quedaremos en ella”, amenazó un alto cargo de la Casa Blanca que pidió el anonimato.
Washington intenta cambiar la relación de fuerzas impuesta por el presidente ruso, Vladimir Putin, que concentró a miles de soldados en la frontera ucraniana y quiere hacer saltar por los aires el equilibrio militar y estratégico vigente en Europa del Este desde el final de la Guerra Fría.
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Pese al aumento de la presión, Moscú no cede ni un ápice en el terreno. El Pentágono anunció el lunes que había puesto en alerta a 8.500 soldados para reforzar las tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Mientras las fuerzas armadas rusas lanzaron el martes una nueva serie de maniobras cerca de Ucrania y en la anexionada Crimea.
Kiev recibirá el martes un nuevo aprovisionamiento de Estados Unidos que incluye “equipamiento y municiones”, según la embajada estadounidense, que precisa que se trata de una parte de los $200 millones, concedidos por la Casa Blanca.
El Kremlin considera que Washington está “exacerbando las tensiones”, ya sea poniendo a las tropas en alerta o repatriando a familias de diplomáticos estadounidenses desde Ucrania. Tanto los estadounidenses como los europeos amenazaron, en varias ocasiones, con sanciones económicas sin precedentes en caso de una invasión de Ucrania, que van mucho más allá de las aplicadas en el 2014, cuando Moscú anexionó Crimea.
Washington quiere apuntar a las principales debilidades de Rusia aprovechando que la Bolsa de Moscú y el rublo ya se están viendo afectados: una economía poco diversificada, ultradependiente de las exportaciones de gas, petróleo, con un sistema financiero y bancario frágil.
Estados Unidos consideró, según el alto cargo de la Casa Blanca, prohibir la exportación de tecnología estadounidense a Rusia. “Asestaría un golpe duro a las ambiciones de Putin de industrializar su economía y afectaría a áreas que son importantes para él, por ejemplo, la inteligencia artificial, las computadoras cuánticas, la defensa, el aeroespacial y otros sectores clave”.
Las finanzas es otro de los aspectos que abarcaría. Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, ya dio a conocer que planea asfixiar a los bancos rusos prohibiendo las transacciones en dólares, la moneda imperante en el comercio internacional. La Casa Blanca también mencionó un punto delicado: el suministro de hidrocarburos rusos, en particular de gas natural.
Los europeos temen que Rusia cierre el grifo. Y es que el gas natural ruso supone más del 40% del suministro de la Unión Europea. ”Creemos que estamos preparados para encontrar suministros alternativos que cubran una mayoría significativa de los posibles cortes” en la entrega de gas ruso, y esto hasta la primavera, aseguró el alto funcionario.
Los occidentales acusan a Moscú de haber desplegado a más de 100.000 soldados en la frontera con Ucrania para una posible invasión. Rusia anexionó la península ucraniana de Crimea en el 2014 después de una revolución prooccidental en Ucrania. Además los rusos apoyan a los separatistas prorrusos que Kiev combate desde hace ocho años en el este del país.
Sin embargo, rusia niega tener planes de ofensiva, pero supedita una desescalada a tratados que le garanticen sobre todo que la OTAN no se ampliará y que Ucrania no entrará en la organización. Estados Unidos y los europeos consideran inaceptables sus exigencias, pero quieren proseguir con los esfuerzos diplomáticos. Después de una ronda de conversaciones, Washington debe presentar esta semana una respuesta por escrito a las exigencias rusas.
Habrá que ver cómo se posicionan los europeos. El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que quería proponer “un camino de desescalada” a Putin “en los próximos días”. El Kremlin confirmó un encuentro para esta semana. París también acoge este miércoles una reunión de asesores de Alemania, Rusia y Ucrania, para intentar activar un formato de diálogo que data del 2015 y que está estancado.
Las miradas se centran en Alemania, con fuertes lazos económicos con Rusia y que depende particularmente del gas natural ruso. De su lado, Polonia acusó a Berlín de anteponer sus “intereses económicos y energéticos”.