Moscú. El Ejército ruso afirmó este viernes que está dispuesto a una tregua en “la totalidad o en una parte” de la zona industrial de Azovstal, el último bastión de las fuerzas ucranianas en Mariúpol, para permitir la evacuación de los civiles y la rendición de los combatientes.
“El punto de partida de esta tregua humanitaria sería que las tropas ucranianas levanten una bandera blanca en una parte o en la totalidad de Azovstal”, indicó en un comunicado el Ministerio de Defensa ruso.
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Según el ministerio ruso, los civiles que salgan tendrán la posibilidad de elegir si van a territorios bajo control ruso o ucraniano, y los soldados ucranianos van a recibir buenos tratos y los heridos serán atendidos.
“Esta iniciativa humanitaria por parte de la Federación de Rusia está vigente 24/24″, agregó, precisando que hay autobuses, automóviles y ambulancias que están permanentemente disponibles para el transporte.
El ministerio indicó que transmitió esta propuesta a la viceprimera ministra ucraniana Irina Vereshchuk; a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Además, este mensaje será transmitido cada 30 minutos “en todos los canales de radio a las formaciones ucranianas en Azovstal”.
El presidente ruso, Vladimir Putin reivindicó el jueves la conquista de la estratégica ciudad de Mariúpol, tras casi dos meses de combates, aunque el vasto complejo industrial de Azovstal sigue bajo control de los ucranianos.
Último foco de resistencia ucraniana en Mariúpol
El complejo siderúrgico y metalúrgico de Azovstal en Mariúpol, a orillas del mar de Azov, constituye el último foco de resistencia de los combatientes ucranianos contra el ejército ruso que asedia la ciudad desde principios de marzo.
En lugar de asaltar las instalaciones industriales de esa ciudad estratégica del sureste del país, Putin ordenó el jueves sitiar a los soldados “para que no pase ni una mosca”. Según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, “alrededor de mil civiles, mujeres y niños” y “cientos de heridos” se encuentran refugiados junto a los combatientes en esta enorme fábrica.
Los últimos combatientes ucranianos en Azovstal se niegan a rendirse y piden “ayuda” a la comunidad internacional para ser evacuados. Los orígenes del complejo se remontan a la década de 1930, según el sitio web de Azovstal.
El 2 de febrero de 1930, el Consejo Supremo de Economía Nacional, que dirigía la política económica de la URSS, decidió construir una nueva planta siderúrgica en Mariúpol. En 1933, comenzó la producción de hierro y dos años más tarde la de acero soviético.
El 7 de octubre de 1941, poco después de la invasión de la URSS por el ejército alemán, se detuvo la producción. Los últimos empleados abandonaron el lugar al día siguiente. Dos años más tarde, el 7 de septiembre de 1943, el ejército de la Alemania nazi voló todas las instalaciones, dejando el recinto en ruinas. Sin embargo, la acería fue rápidamente reconstruida.
En el 2006, el lugar fue comprado por el grupo Metinvest, controlado por el hombre más rico de Ucrania, Rinat Ajmétov, un oligarca considerado prorruso en su momento pero que en marzo denunció “crímenes contra la humanidad”, prometiendo no abandonar Ucrania.
Antes de la invasión rusa del 24 de febrero, la acería producía 5,7 millones de toneladas de hierro, 6,2 millones de toneladas de acero y 4,7 millones de toneladas de productos laminados cada año, según su web, lo que la convierte en una de las más grandes de Europa.
“Es una ciudad dentro de la ciudad y hay varios niveles subterráneos de la época soviética. No es posible bombardear desde arriba, hay que limpiar el subsuelo. Tomará tiempo”, explicó al comienzo en abril Edward Basurin, un representante de las fuerzas separatistas prorrusas en Donetsk.
La zona tiene varios kilómetros cuadrados y contiene vías férreas, almacenes, hornos de coque y chimeneas, a los que hay que sumar kilómetros de túneles, un entorno favorable a la guerrilla urbana.
En imágenes de drones difundidas el domingo por la agencia estatal rusa Ria Novosti, se veían edificios destruidos, algunos aún humeantes.
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