Moscú. Rusia exigió este martes la rendición de Ucrania e ignoró las presiones de las potencias occidentales que denunciaron el bombardeo de un centro comercial y se aprestan a reforzar el flanco oriental de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que inició una cumbre en Madrid.
“La parte ucraniana puede poner fin (al conflicto) en el día de hoy. Hay que ordenar a las unidades nacionalistas que depongan las armas, hay que ordenar a los soldados ucranianos que depongan las armas y hay que aplicar todas las condiciones fijadas por Rusia”, afirmó Dmitri Peskov, vocero del presidente ruso, Vladímir Putin.
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“Entonces todo terminará en un día”, zanjó. Pero el bombardeo ruso que mató el lunes a por lo menos 18 personas en un centro comercial en Kremenchuk pareció avivar la determinación ucraniana. Es “uno de los actos terroristas más descarados de la historia europea”, denunció el presidente ucraniano, VolodÍmir Zelenski, que pidió que Rusia sea designada como “Estado patrocinador del terrorismo”.
“Los ataques indiscriminados contra civiles inocentes constituyen un crimen de guerra”, señalaron por su lado los mandatarios del G7, el grupo de las principales economías occidentales, reunidos hasta el martes en Alemania. Rusia desmintió los hechos y aseguró que el lugar, en desuso, se incendió tras haber bombardeado un depósito de armas cercano.
El ataque se produjo cuando los mandatarios del G7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Francia, Italia, Reino Unido y Alemania) se encontraban reunidos en el sur de Alemania y la víspera del inicio de la cumbre de la OTAN en Madrid, en la cual participan todos ellos, exceptuando Japón.
‘Aumentar’ el coste de la guerra
El G7 acordó estrechar el cerco sobre Moscú apuntando a la industria militar y prohibiendo las importaciones de oro de ese país. El objetivo es “aumentar” el coste de la guerra para Moscú, resumió el jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz. Estados unidos ya ha empezado a aplicar esas sanciones, informó en Washington el Departamento del Tesoro en un comunicado.
Estas disposiciones “golpean el corazón de la capacidad rusa para desarrollar y desplegar armas y tecnología utilizadas para la brutal guerra de agresión de Vladímir Putin contra Ucrania”, agregó. El primer ministro italiano, Mario Draghi, informó que Putin había sido excluido de la cumbre del G20 de potencias industrializadas y emergentes que se celebrará en noviembre en Indonesia.
Refuerzos de la OTAN
La invasión rusa, iniciada el 24 de febrero, ha dejado más 6,2 millones de desplazados internos en Ucrania, según datos de la ONU. Ucrania está sufriendo “una brutalidad nunca vista en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el primer día de la reunión en Madrid, que culminará el jueves.
Por ello, “es muy importante que sigamos dispuestos a proporcionar ayuda”, añadió. Estados Unidos anunciará el miércoles refuerzos adicionales “a largo plazo” en Europa, mayoritariamente concentrados en el flanco este, fronterizo con Rusia, adelantó el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan.
El general Patrick Sanders, nuevo jefe de Estado Mayor de las fuerzas Armadas británicas, destacó la necesidad de frenar “la expansión territorial” de Rusia. “No estamos en guerra”, pero “tenemos que actuar rápidamente de manera que no lleguemos a la guerra debido a un fracaso en frenar una expansión territorial”, declaró Sanders, comparando la situación actual con la de 1937, antes de la Segunda Guerra Mundial, frente a la Alemania nazi.
Ciudad ‘en escombros’
Horas después del anuncio del bombardeo en Kremenchuk, las autoridades ucranianas denunciaron un ataque con cuatro muertos en Járkov y el deceso de ocho civiles por un bombardeo en un punto de recogida de agua de Lysychansk. Esta urbe se ha convertido en blanco de intensos ataques de las tropas rusas tras la caída de su ciudad gemela, Severodonetsk, separadas solo por un río.
Al menos ocho civiles murieron y otros 20, entre ellos niños, resultaron heridos, mientras “recogían agua de una cisterna”, dijo Serguéi Gaidai, gobernador regional de Lugansk, donde se sitúan ambas ciudades. “Nuestras defensas aguantan la línea, pero los rusos están convirtiendo la ciudad en escombros”, añadió.
Tras el fracaso en la conquista de Kiev, a fines de marzo, las tropas rusas centraron sus ataques en la cuenca minera del Donbás, en el este, ya parcialmente en manos de los separatistas prorrusos desde 2014.
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