Las fuerzas rusas intensificaron este miércoles su ofensiva en Mariúpol, en el sureste de Ucrania, donde ya han muerto al menos 20.000 personas según Kiev, mientras que Rusia rechazó las acusaciones del presidente estadounidense, Joe Biden, de “genocidio”.
Moscú anunció el miércoles que de más de mil soldados ucranianos se habían rendido en Mariúpol, una estratégica ciudad portuaria que las fuerzas rusas bombardean desde hace más de 40 días y han cercado durante más de un mes.
Unos "1.026 soldados ucranianos de la 36.ª Brigada de Infantería de Marina depusieron voluntariamente las armas y se rindieron" en la zona de la planta metalúrgica de Ilich, de los cuales 150 resultaron heridos y fueron trasladados al hospital de Mariúpol, indicó un funcionario del ministerio de Defensa ruso.
Durante la noche del martes al miércoles, la televisión estatal rusa que anunció la rendición mostraba a hombres con uniformes de camuflaje que transportaban heridos en camillas.
Conquistar esta ciudad sería una victoria importante para los rusos, ya que les permitiría consolidar sus avances territoriales en la costa a lo largo del mar de Azov, uniendo la región de Donbás, controlada en parte por sus partidarios, con Crimea, que Moscú anexó en 2014.
Entre 20.000 y 22.000 personas murieron en Mariúpol, dijo el martes a CNN Pavlo Kirilenko, gobernador ucraniano de la región de Donetsk, aunque admitió que era "difícil hablar de un número de víctimas" porqué la ciudad está aislada del resto del mundo por las fuerzas rusas.
Su caída parece inevitable para algunos expertos militares, pero después de más de seis semanas de lucha, las fuerzas ucranianas todavía resisten.
La lucha se concentra ahora en la gigantesca zona industrial de la ciudad. El miércoles, el ejército ucraniano indicó en Telegram que continuaban los bombardeos rusos, en especial contra el puerto y el vasto complejo metalúrgico de Azovstal, hasta ahora un bastión de las fuerzas ucranianas.
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Los periodistas de la AFP que están junto a las fuerzas rusas en Mariúpol vieron las ruinas carbonizadas de esta ciudad que, según los ucranianos, está "destruida en un 90%".
Desde principios de semana hubo rumores, hasta ahora sin confirmar, del uso de armas químicas por parte de las fuerzas rusas en Mariúpol.
Según el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, "las fuerzas rusas podrían usar diferentes agentes antidisturbios, incluidos gases lacrimógenos mezclados con agentes químicos" contra "combatientes y civiles ucranianos".
Moscú asegura por su parte que "la amenaza del terrorismo químico" proviene de los ucranianos.
Los bombardeos continúan también en el este del país. En la ciudad de Járkov, también asediada por los rusos desde el inicio de la invasión, al menos siete personas murieron en las últimas 24 horas, anunció este miércoles el gobernador regional.
Las autoridades ucranianas han pedido a los civiles que huyan del este lo antes posible, en medio de temores de una inminente gran ofensiva rusa por el control total del Donbás, con presencia desde 2014 tanto de fuerzas ucranianas como de sus enemigos separatistas prorrusos.
Pero Ucrania no abrirá ningún corredor humanitario el miércoles porque los rusos "bloquearon autobuses" y "violaron el alto el fuego" en algunas áreas, lo que hace la situación "peligrosa", dijo el miércoles un funcionario del gobierno.
Los analistas creen que el presidente ruso Vladimir Putin, enfrentado a la feroz resistencia ucraniana, quiere asegurarse una victoria en el este antes del desfile militar del 9 de mayo en la Plaza Roja, que conmemora la victoria soviética contras los nazis de 1945.
Moscú retiró a finales de marzo sus fuerzas de los alrededores de Kiev y la mitad norte de la capital, asegurando que ahora quiere concentrar sus esfuerzos en el sur y el este.
Alrededor de Kiev, igual que en otros lugares, las autoridades ucranianas dicen que continúan encontrando cadáveres todos los días.
Ucrania es un "escenario del crimen", juzgó este miércoles el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), el británico Karim Khan, durante una visita a la ciudad de Bucha, cerca de Kiev, símbolo de las atrocidades del conflicto desde que se encontraron allí cientos de cadáveres a finales de marzo.
"Estamos aquí porque tenemos buenas razones para creer que se están cometiendo delitos de la competencia de la Corte", dijo Khan a los periodistas en Bucha.
Khan indicó que un equipo forense de la CPI se estaba preparando para trabajar en Ucrania "para que podamos realmente separar la verdad de la ficción".
El martes, Putin, cuyo país niega cualquier abuso en Ucrania, calificó las acusaciones de "falsas".
En Gostomel, el cuerpo del alcalde, que murió el 7 de marzo, fue exhumado el martes frente a investigadores ucranianos, como parte de una investigación por crímenes de guerra.
Su cuerpo fue retirado de su tumba y la policía filmó cada una de sus heridas, incluida una en la cabeza, según periodistas de la AFP en el lugar.
En un pueblo en el sur junto a Jersón, cerca de la línea de frente, soldados rusos fusilaron a siete personas, anunció el miércoles la fiscalía general de Ucrania.
Según la fiscalía, los soldados rusos les dispararon en una casa que luego hicieron explotar para encubrir el crimen.
En Dnipró, una ciudad industrial del este, hay más de 1.500 soldados rusos en las morgues que "nadie quiere recuperar", dijo el miércoles el teniente de alcalde, Mijail Lysenko, que pidió que "las madres rusas puedan venir a recoger a sus hijos" pronto.
Rusia da poca información sobre sus pérdidas desde el inicio de la invasión de Ucrania. El último balance oficial, publicado el 29 de marzo, era de 1.351 muertos y 3.825 heridos, pero el portavoz del Kremlin reconoció la semana pasada que el país había sufrido "importantes pérdidas" militares.
En Washington, Joe Biden acusó por primera vez a Putin de "genocidio" en Ucrania, un término utilizado principalmente hasta ahora por el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, quien elogió en Twitter las "palabras verdaderas de un verdadero líder".
Estas acusaciones son "inaceptables", según el Kremlin.
Por otra parte Zelenski continúa exigiendo "urgentemente más armas pesadas" para "evitar más atrocidades rusas" y espera que el canciller alemán Olaf Scholz, de quien espera entregas, visite Kiev, dijo el miércoles uno de sus asesores, Oleksii Arestovich.
Más de 4,65 millones de refugiados ucranianos han huido de su país desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero, según las últimas cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).