Estocolmo. Soportando temperaturas gélidas, un número creciente de solicitantes de asilo de Oriente Medio y África, provenientes de Rusia, se presentan desde hace unas semanas en la frontera finlandesa, en lo que Helsinki considera un ataque híbrido orquestado por Moscú.
Vestidos con abrigos de invierno, muchos de ellos llegan en bicicleta, tratando de eludir la prohibición de cruzar la frontera a pie, aunque Finlandia prohibió la semana pasada la entrada en este medio de transporte.
Los guardias fronterizos finlandeses dieron la voz de alerta a principios de octubre, advirtiendo que Rusia estaba permitiendo que un número cada vez mayor de migrantes cruzaran la frontera sin documentos.
Estos vienen principalmente de Oriente Medio y África. Para Helsinki, se trata de un intento de desestabilización de Moscú.
"Se trata de una acción sistemática y organizada de las autoridades rusas", afirmó el lunes el primer ministro finlandés, Petteri Orpo.
Desde agosto unos 700 solicitantes de asilo sin visado entraron a Finlandia, que comparte más de 1.300 km de frontera con Rusia, según las autoridades del país nórdico.
Helsinki reaccionó cerrando todos los puntos de paso de su frontera este, salvo uno, limítrofe con la región rusa de Murmansk.
La portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, rechazó las acusaciones de que su país empuja deliberadamente a los migrantes hacia la frontera finlandesa.
"Las autoridades finlandesas empiezan a poner excusas torpes, avivando los sentimientos rusófobos", declaró en un comunicado.
La agencia europea de guardia de fronteras, Frontex, anunció el jueves el próximo despliegue de 50 agentes en la frontera finlandesa.
Precedente bielorruso
Las relaciones tradicionalmente cordiales de Finlandia con su vecino se deterioraron con la invasión de Ucrania en febrero de 2022.
Helsinki se unió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en abril, renunciando a décadas de neutralidad militar.
"Rusia y Occidente - incluyendo Finlandia - están inmersos en un conflicto muy profundo", señala Arkady Moshes, director del programa sobre Rusia en el Instituto finlandés de Relaciones Internacionales.
"El arma migratoria es uno de los instrumentos" a la disposición de Moscú, añade Moshes.
El experto comparó esta situación a la crisis fronteriza entre Bielorrusia y la Unión Europea de 2021.
La UE acusó al presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, de empujar a decenas de miles de migrantes a cruzar su frontera con Polonia, en represalia a sanciones tomadas contra su país.
"Las acciones del gobierno finlandés muestran que se tomó en cuenta la experiencia de Polonia", asevera Moshes.
Polonia resolvió la crisis haciendo imposible el cruce, algo que no logran hacer las autoridades finlandesas.
Finlandia comenzó a construir una valla de 200 km pero por el momento solo cubre 3 km de la frontera.
Rusia “doblemente” ganadora
Según Moshes, esta es "una situación doblemente beneficiosa para Rusia".
Helsinki tiene dos opciones: dejar su frontera abierta y acoger a los migrantes o cerrarla por completo.
"Si Finlandia no cierra su frontera (...) se envía la señal de que Occidente es débil", estima el investigador.
Si cierra su frontera, Rusia puede posicionarse en el papel de víctima.
No obstante, hay riesgos para Moscú.
Podría, por ejemplo, ser blanco de críticas de sus aliados de Oriente Medio y del mundo musulmán.
Además, en territorio ruso, Moscú es responsable de proporcionar a los migrantes bienes de primera necesidad.
"Incluso Lukashenko tuvo que construir refugios para estas personas", señala Moshes.
“Crisis humanitaria”
Finlandia busca un punto de equilibrio entre la seguridad y sus obligaciones en materia de derechos humanos.
"Este es sin duda uno de los objetivos de la guerra híbrida: intentar socavar las instituciones fundamentales del Estado", señala Eeva Nykanen, profesora de derecho en la Universidad de Finlandia oriental.
Helsinki consideró cerrar toda su frontera, pero enfrentó resistencia debido a sus obligaciones internacionales.
Finlandia está obligada a garantizar la accesibilidad de determinados puntos de cruce, explica Nykanen.
Incluso si entra ilegalmente, por ejemplo en caso de cierre total de la frontera, un migrante tiene derecho a presentar una solicitud de asilo.
Con las gélidas temperaturas, Finlandia podría encontrarse con migrantes sufriendo frío detrás de alambres de púas y tener que resolver “una crisis humanitaria”, afirma.