París. Las sanciones de las potencias occidentales contra Vladimir Putin y su entorno sacaron a la luz la vida privada del presidente ruso, mantenida bajo estricta opacidad hasta ahora.
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) anunciaron sanciones contra las dos hijas adultas del Putin, fruto de su primer matrimonio con Liudmila Pútina. Pero ahora aumenta la presión sobre Alina Kabaeva, un antigua gimnasta a quien algunos medios y opositores señalan como amante de Putin, algo que nunca fue confirmado por el Kremlin.
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Putin es muy discreto con su vida privada. Los medios de Estado le muestran a menudo viajando o trabajando solo, demasiado ocupado en servir al país como para disfrutar del ocio.
Sí que apareció en público con Liudimila en el entreacto de un ballet en Moscú en 2013, la ocasión para anunciar una separación que se consumaría un año más tarde.
Según los medios rusos, las dos hijas de la pareja se llaman Maria Vorontsova y Katerina Tikhonova, pero Putin nunca habló directamente de ellas.
“Mis hijos están bien. Están en Moscú (...). En su vida privada y en su vida profesional todo va bien. Estoy orgulloso de ellos”, declaró en 2012, en uno de los escasos comentarios públicos sobre su esfera personal.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se negó a comentar las nuevas sanciones contra Maria y Katerina.
Pero las largas ausencias públicas de su madre, Liudmila, y su aire apesadumbrado en sus apariciones, suscitaron muchas conjeturas sobre la vida privada del líder del Kremlin.
En 2008, un tabloide, Moskovsky Korrespondent, afirmó que Putin deseaba casarse con Alina Kabaeva. Furioso, el presidente ruso habría invitado a los periodistas a mantener su curiosidad “morbosa” lejos de su vida privada.
El periódico, propiedad del empresario Alexander Lebedev (cuyo hijo, Eugeni, es una figura de los medios en Gran Bretaña), publicó unas detalladas disculpas antes de cerrar la publicación.
Pero la relación de Putin y Kabaeva sigue en la mente de los rusos y el disidente Alexéi Navalni publicó una investigación sobre ella poco antes de su detención, en enero de 2021.
“Círculo más próximo”
Navalni afirmaba entonces que Kabaeva gozaba de una red de propiedades de lujo en Rusia y una importante retribución como empleada del consejo de administración del grupo público National Media Group (NMG), donde fue nombrada por el oligarca Yuri Kovalshuk, un hombre cercano a Putin y también objeto de las actuales sanciones.
“No hay duda de que Alina Maratovna Kabaeva bailaba mejor que nadie con un balón y un lazo, pero sin Putin no tiene ninguna competencia para gestionar sociedades audiovisuales y periódicos”, afirmó Navalni.
Informaciones procedentes de las redes sociales la sitúan actualmente en Suiza, donde una petición con unas 75.000 firmas exige que se le apliquen sanciones.
“¿Por qué, dado el volumen de las sanciones contra Rusia, se la sigue acogiendo con su familia cuando Putin destroza la vida de millones de personas?”, reclama el texto de esta campaña.
El gobierno federal suizo, citado por la televisión RTS, afirmó que investigó el asunto pero que no halló “ninguna evidencia de que esta persona se encuentre en Suiza”.
Georgy Alburov, investigador del fondo anticorrupción de Navalni, considera inconcebible que Kabaeva evite las sanciones.
“Forma parte del círculo más próximo de Putin, es un miembro de su familia que se aprovechó de esta situación” y su papel en un medio oficial hace de ella una “importante propagandista rusa”, afirmó.
Los opositores rusos también afirman que la relación de Putin con Kabaeva no es exclusiva. En noviembre de 2020, el medio de investigación Proekt anunció que una mujer llamada Svetlana Krivonogikh había conseguido acciones del banco Rossia gracias a Yuri Kovalshuk.
En 2003, Krivonogikh dio a luz a una niña con el patronímico (nombre propio que en Rusia designa la ascendencia paterna) Vladimir. El Kremlin afirmó que el artículo de Proekt carece de “elementos serios”.