Nepal
Nubarrones negros a la vista. Rabi Baral fija al suelo la tienda de campaña en la que vive en Katmandú desde que el terremoto le truncó la vida hace tres meses.
Ahora toca resguardarse del monzón.
El seísmo del 25 de abril destruyó la casa de este hombre de 41 años, lo dejó sin trabajo y lo obligó a instalarse en un campamento improvisado en la capital con su mujer y su bebé de 18 meses.
"La lluvia hace que la vida sea todavía más difícil, pero no tenemos elección", cuenta Baral a la AFP.
Baral tiene muchas ganas de volver a las colinas en las que vivía al este de la capital, pero teme adentrarse en las carreteras dañadas por el sismo y muy peligrosas por el riesgo de deslaves provocados por las lluvias torrenciales.
"No sabemos qué hacer. Cuento los días hasta el final del monzón para luego poder organizarnos", dice.
Decenas de miles de personas han quedado en la calle, sin agua, comida ni un techo tras el terremoto que ha causado más de 8.800 muertos y barrido casi 600.000 casas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los deslaves frenan el transporte de ayuda a las aldeas montañosas y el monzón podría multiplicar los casos de diarrea y de otras enfermedades.
"No ha habido crisis sanitaria por ahora pero la previsión es la clave. Trabajamos estrechamente con las comunidades para evitar una epidemia", explica a la AFP Edwin Salvador, un responsable de la OMS en Nepal.
La economía de Nepal , muy poco saludable ya antes del terremoto, se ha llevado un varapalo, con una previsión de crecimiento anual de 3%, su ritmo más bajo desde hace ocho años.
En la agricultura y el turismo las perspectivas son sombrías. Las cosechas han quedado destrozadas y las avalanchas en el Everest y la región de Langtang,
conocida por sus rutas de senderismo, impiden el acceso a los turistas.
Para que vuelvan, el gobierno nepalés pidió recientemente a expertos internacionales una evaluación sobre la seguridad en otros dos itinerarios de 'trekking' muy
reputados, el del Everest y el del Annapurna.
Según los ingenieros del grupo Miyamoto, el itinerario de Annapurna se vio poco afectado, y sólo seis de los 250 albergues sufrieron destrozos, que son reparables. En agosto divulgará sus conclusiones sobre el Everest.
"Nuestra prioridad es transmitir un mensaje positivo, el de que Nepal es un lugar seguro para viajar", afirmó Tulsi Gautam, jefe del departamento del Turismo.
"Si aprovechamos el tiempo que nos queda para tranquilizar a los visitantes, estoy seguro de que el turismo puede salir de nuevo a flote" a partir de octubre, añade.
Nepal cifra en 6.700 millones de dólares sus necesidades para la reconstrucción y los donantes internacionales han prometido 4.400 millones.
El gobierno quiere canalizar los fondos en un nuevo organismo público, pero algunos donantes temen retrasos debido a la burocracia y a la falta de planificación.
Por el momento no se ha creado tal organismo y los supervivientes que se han quedado sin casa sólo han recibido 150 dólares de los 2.000 prometidos.
"Nos encontramos al comienzo de la reconstrucción", afirma a la AFP el ministro de Finanzas, Ram Sharan Mahat.
Como consuelo, el país ha registrado un mayor número de remesas de los emigrantes nepalíes (+11,2% hasta 5.500 millones en 11 meses), según el banco central.
Cada año miles de jóvenes nepalíes se marchan en busca de un empleo a India, el sudeste de Asia y los países del Golfo.
Baral se plantea seguir sus pasos y emigrar a India. "¿Y dónde si no voy a ganar dinero?", dice.