La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de poner fin a las ayudas a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) sirve a los intereses israelíes y compromete todavía más las posibilidades de éxito de un plan de paz estadounidense.
El gobierno de Trump anunció el viernes que dejaría de financiar a la UNRWA, una semana después de haber suprimido más de de $200 millones de ayuda a los palestinos.
Esta decisión es la última de una serie de controvertidas medidas de la administración estadounidense, aplaudidas por el gobierno israelí pero fuertemente criticadas por la comunidad internacional y los palestinos, que ven más lejos que nunca la posibilidad de crear un Estado independiente.
Estos recortes llegan en un momento en el que, desde hace semanas, Egipto y Naciones Unidas negocian un alto el fuego duradero entre Israel y Hamas, que dirige la Franja de Gaza, donde más del 80% de los habitantes dependen de las ayudas para sobrevivir.
Estados Unidos fue durante mucho tiempo el mayor donante de la UNRWA, con más de $350 millones al año, seguido de la Unión Europea con menos de la mitad.
La agencia proporciona ayuda a los palestinos que fueron expulsados o tuvieron que huir durante la guerra de 1948, con la creación del Estado de Israel, así como a sus descendientes.
Israel y Estados Unidos se oponen a que los palestinos puedan trasmitir el estatus de refugiado a sus hijos, para reducir así el número de personas que se benefician de una ayuda de la UNRWA, algo que los palestinos denuncian como una violación de sus derechos.
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Infructuosas negociaciones
La Autoridad Palestina rompió sus relaciones con Washington cuando en diciembre del 2017 Donald Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel. Como respuesta, Trump anunció en enero que el desembolso de la ayuda a los palestinos dependía del regreso de éstos a la mesa de negociaciones.
Su administración pasó al acto de manera gradual. Primero, con el envío de solo $60 millones a la UNRWA, frente a los $350 millones que había enviado en el 2017. Después, con el anuncio de la cancelación de más de $200 millones de ayuda bilateral a los palestinos, es decir la casi totalidad de la asistencia estadounidense al margen de la cooperación en seguridad.
Un diplomático europeo afirmó el sábado a la AFP que las medidas adoptadas por Estados Unidos, junto al compromiso estadounidense de vetar cualquier moción que critique a Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU, reforzaba al gobierno israelí considerado como el más a la derecha de la historia del país.
Israel cada vez está más convencido de que tiene vía libre para acelerar la construcción de viviendas en las colonias de Cisjordania ocupada e, incluso, para avanzar la anexión de algunas partes de esta región, según este diplomático.
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"Lo que ocurre con la UNRWA es muy lógico ya que se convirtió en una organización anacrónica, que mantiene el estatus de refugiado en vez de intentar resolver el problema", argumenta por su parte Alan Baker, analista y exdiplomático israelí.
Estos recortes tienen igualmente como objetivo, según él, forzar a los palestinos a volver a la mesa de negociaciones, algo que muchos observadores ponen en duda.
Con la cancelación de estas ayudas, Estados Unidos compromete su ambición de negociar un acuerdo de paz “definitivo” entre israelíes y palestinos. Sin medios de presión económicos, los negociadores estadounidenses pierden su capacidad de influir en los palestinos.
Estos recortes "no perjudicarán al presupuesto de la Autoridad Palestina", sino a los palestinos, explica a la AFP el economista palestino Nasser Abdel Kareem. Al contrario que algunos Estados europeos, Washington no envía una ayuda económica directa a la Autoridad Palestina.
Muchos analistas creen que el objetivo de Trump no es traer de vuelta a los palestinos a la mesa de negociaciones, sino ayudar a Israel a “poner fin al conflicto con sus condiciones y legalizar su ocupación”.