París
Más de 3.100 migrantes procedentes de Libia fueron socorridos en tres días en el mar Mediterráneo y ello cuando la primavera aún no ha empezado, lo que podría augurar una nueva oleada de migración temida por los dirigentes europeos.
Azar del calendario, esas nuevas llegadas a través del Mediterráneo se producen en plena negociación de la Unión Europea con Turquía para tratar de frenar la llegada de inmigrantes que cruzan el sudeste del continente, a través del mar Egeo y Grecia.
Después de varias semanas de relativa calma en el sur del Mediterráneo, sin prácticamente ninguna partida desde las costas libias, 951 inmigrantes fueron recuperados el martes por barcos de las Marinas alemana e italiana.
El miércoles fueron socorridas 1.500 personas, entre ellas decenas de niños, en doce pateras. El jueves, fueron 700. Y tres cuerpos sin vida fueron sacados también del mar.
Por ahora es difícil saber si se trata del preludio de una llegada masiva o de una de las habituales olas de migrantes que se echan al mar en embarcaciones precarias al amparo de un tiempo clemente, como el que reinaba en el sur de Europa esta semana.
Ya había ocurrido a fines de enero, cuando 2.500 inmigrantes fueron socorridos en cuatro días. Pero después el flujo cesó.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), desde primeros de año se censaron 11.912 llegadas a Italia. Casi todas esas personas proceden de África subsahariana, lo que permite pensar que ese flujo es por ahora independiente del cierre de la ruta de los Balcanes, que utilizan esencialmente los ciudadanos sirios y de sus países vecinos.
A fines de marzo de 2015, en el mismo período, 10.165 personas llegaron a Europa procedentes de Libia.
Es decir que ha habido un aumento, pero aún no significativo. Estas cifras son a comparar con las más de 143.000 personas que atravesaron el Egeo entre Turquía y Grecia en los últimos tres meses.
No obstante, la posibilidad de un éxodo masivo desde Libia existe, y sería una nueva pesadilla para los dirigentes europeos, empantanados ya en la crisis de los refugiados sirios.
El presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, advirtió el jueves del "riesgo de una ola de refugiados dos o tres veces más grande que en la actualidad".
Por su parte, el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, dio cuenta esta semana del "riesgo mayor" de que el grupo Estado Islámico organice el paso de migrantes hacia la isla italiana de Lampedusa desde las zonas que controla en la costa libia.
Los atentados de París en noviembre demostraron la capacidad del EI de infiltrar a sus militantes entre los refugiados que llegan a Europa desde Siria e Irak, y "hay una fuerte posibilidad de que el EI se sirva de Libia como de un trampolín hacia Europa", mezclando entre los migrantes a algunos de sus combatientes, estima el centro de reflexión Combating Terrorism center (CTC).
"Es evidente, la primavera va a traer muchos migrantes" de Libia , considera el almirante Alain Coldefy, director de la revista francesa Défense Nationale.
"Pero sobre todo, cuando estamos haciendo un acuerdo con Turquía y que la ruta de migración por Grecia está agotándose, la vía natural y la más simple para los migrantes será pasar por Libia", agrega.
"El sur del Mediterráneo va a volver a tener forzosamente un flujo importante, y por supuesto eso va a beneficiar" al EI, sostiene Coldefy.
En el pasado el EI criticó violentamente a quienes tratar de partir de las tierras de islam para instalarse entre los "infieles". Pero el tráfico de migrantes hacia Europa es a la vez una fuente importante de ingresos y un arma para desestabilizar a Europa ¿Por qué el grupo yihadista se privaría de ambas?
Por lo demás, ese tráfico humano no sólo concierne al EI. Se practica en gran parte del litoral libio, controlado por un múltiples grupos armados. Según las Marinas europeas, en algunas zonas costeras de Libia el 50% de los ingresos proceden de la migración clandestina.