Gaza. AFP, EFE y redacción. El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, recorrió ayer una vez más los pasillos de gobierno en Israel, Cisjordania y Egipto buscando una ansiada tregua para detener el baño de sangre en Gaza, pero la última palabra la tuvieron Israel y Hamás, los dos combatientes: aún no.
El líder del movimiento islamista palestino Hamás, Jaled Mechaal, se dijo favorable “a una tregua humanitaria” pero rechazó un posible cese del fuego si Israel no levanta el bloqueo que impone a Gaza desde hace años.
“Rechazamos hoy y rechazaremos en el futuro” la propuesta de un alto el fuego previo para luego negociar sobre las reivindicaciones de Hamás, que incluyen el levantamiento del bloqueo, declaró Mechaal en Catar.
Mechaal dejó claro que Hamás “no tiene objeciones” a las iniciativas diplomáticas con vistas a una tregua, pero que la condición para alcanzarla es “la suspensión de la agresión” contra la franja de Gaza y “levantar el bloqueo”.
Objetivo lejano. “Sin duda, hemos dado algunos pasos, pero aún queda mucho trabajo”, declaró Kerry durante un encuentro con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Luego de reunirse en Jerusalén con Ban Ki-moon y en Ramalá con el presidente palestino Mahmud Abas, Kerry se entrevistó con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Tel Aviv, antes de viajar a El Cairo.
En Ginebra, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU acordó crear una comisión interacional para investigar posibles violaciones de derechos humanos durante la ofensiva israelí en la franja de Gaza.
La oficina del primer ministro israelí respondió: “esta decisión envía un mensaje a los grupos extremistas en todo el mundo de que usar escudos humanos –acusa a Hamás de hacerlo– fue una estrategia efectiva”.
En el decimosexto día de la ofensiva destinada a neutralizar las capacidades militares del movimiento islamista palestino Hamás, los combates y los bombardeos israelíes continuaron ayer, así como los disparos de proyectiles palestinos.
Este miércoles murieron al menos 66 palestinos, elevando el balance del conflicto a más de 700 muertos, en su mayoría civiles, mientras del lado israelí han muerto 35 personas, de ellos 32 soldados.
El ejercito israelí ha registrado sus mayores pérdidas desde la guerra contra el Hezbolá libanés en 2006, pero considera un éxito su actual operación.
Desde el inicio de las hostilidades el 8 de julio, se han contabilizado 1.700 impactos de cohetes en territorio israelí y 420 proyectiles han sido destruidos en el aire.
Sin vuelos. Israel intentaba organizarse el miércoles después de que varias compañías aéreas suspendieron sus vuelos a Tel Aviv por razones de seguridad. Un cohete estalló la víspera cerca del aeropuerto internacional de la ciudad israelí.
La Agencia Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos renovó ayer su prohibición a los vuelos de las aerolíneas estadounidenses desde y hacia Tel Aviv por otras 24 horas, citando “una situación potencialmente peligrosa” en Israel y la franja de Gaza.
Tras presiones al más alto nivel de Israel para levantar esta veda, la FAA precisó en un comunicado, que “trabaja estrechamente” con el gobierno israelí para “determinar si los potenciales riesgos a la aviación civil estadounidenses se ven mitigados”.
Las autoridades israelíes temen que el país termine siendo considerado una “zona de guerra”, con el impacto negativo que ello tendría no solo para el transporte aéreo, sino para el turismo, las inversiones y la economía en general.
Aunque Washington alega la protección a sus ciudadanos, algunos críticos dijeron que la prohibición también va encaminada a obligar a Israel a negociar un alto el fuego inmediato con Hamás.