Teherán. Una reimposición de las sanciones estadounidenses a Irán afectaría seguramente a su economía, la que ya está sufriendo gravemente los meses de incertidumbre del presidente Donald Trump sobre el acuerdo nuclear iraní y los problemas internos propios.
El domingo, el salón internacional petrolero anual de Teherán abrió en un ambiente “sombrío”, indicó a la AFP una asistente.
“Había menos extranjeros, los estands eran más pequeños, era deprimente”, añadió esta consultora. Según el periódico iraní Hamshari, los organizadores del salón informan de una disminución en la asistencia de un tercio en comparación a 2017.
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Pero si Total regresó a Irán, quedarse dependerá en gran medida del anuncio de Trump, muy hostil al acuerdo de 2015, que plantea un levantamiento gradual y condicional de las sanciones internacionales a cambio de la garantía de que Irán no se equipará con el arma atómica.
Debido al mantenimiento de las sanciones estadounidenses contra Irán, no relacionadas con la energía nuclear, los bancos europeos permanecen parados ante la perspectiva de facilitar transacciones con la República Islámica, incluso cuando son alentados por los gobiernos de sus respectivos países para hacerlo.
“Los iraníes no esperaban en absoluto que Estados Unidos intentara llevar la delantera a los bancos”, dice un empresario extranjero para quien los grandes “grupos y bancos (extranjeros) se autocensuran demasiado”, por las sanciones estadounidenses todavía en vigor.
Después de la firma del acuerdo nuclear, Irán coleccionó promesas de inversiones. Pero, según el Banco Mundial, el monto neto de inversiones directas extranjeras en Irán alcanzó a 3,4 mil millones de dólares en 2016. El presidente iraní, Hasan Rohani, apuntaba a 50 mil millones.
Para los iraníes, el acuerdo es un “verdadero desencanto”, dice Ardavan Amir Aslani, abogado franco-iraní, cofundador del despacho parisino Cohen Amir-Aslani, representado en Teherán desde 2016.
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“Pueden vender su petróleo, sí, pero es suficiente apenas para pagar a los funcionarios y mantener la infraestructura”, afirmó, “todas las inversiones están paradas”, no parecen atractivas.
Las persistentes dificultades de la economía influyen en la cotización del rial iraní y la incertidumbre creada por Trump ha producido una fuerte especulación contra la moneda iraní que, en poco más de seis meses, ha perdido cerca de un 40% de su valor respecto al dólar.
Esto ha provocado una fuerte inflación y ha obligado a las autoridades a poner fin a la libre fluctuación de la moneda nacional.
Las cifras son imposibles de verificar, pero varios analistas y funcionarios hablan de una fuga de capitales fuera de Irán de entre 10 y 30 mil millones de dólares en sólo unos meses.
Sin embargo, todas las dificultades económicas iraníes no están relacionadas con Trump.
La crisis del sistema bancario, la debilidad del sector privado en una economía enormemente estatizada y el masivo desempleo juvenil no son nuevos.