Estambul, Turquía. Los ataques de la aviación turca en el norte de Siria mataron a al menos 31 personas en las provincias de Raqa y Hassaké (noreste) y Alepo (norte), de acuerdo con el balance comunicado este domingo por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Esas 31 personas se dividen en: 18 combatientes kurdos, 12 soldados sirios y un civil.
Turquía explicó que el ataque lo realizaron contra las bases kurdas en el norte de Siria e Irak que, según Ankara, se usaron para lanzar ataques “terroristas” en su territorio.
Además, los turcos culpan al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) del atentado de Estambul, donde murieron seis personas y 81 resultaron heridas; el cual, fue calificado como el más mortífero en cinco años y el que despertó el doloroso recuerdo de una ola de atentados en todo el país entre 2015 y 2017 que se atribuyeron en su mayoría a militantes kurdos y a yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
Disparos desde Siria
Tras los bombardeos de Turquía se registraron este domingo disparos de cohetes desde Siria, que alcanzaron un puesto fronterizo turco e hirieron al menos a tres miembros de las fuerzas de seguridad, según la agencia oficial turca Anadolu.
La agencia acusó a las kurdas Unidades de Protección Popular (YPG) del ataque.
Después del atentado de Estambul, la policía turca capturó en un suburbio a la principal sospechosa, Alham Albashir, una siria que al parecer trabajaba para militantes kurdos.
“Ha llegado la hora de ajustar cuentas. Los bastardos deberán rendir cuentas por sus ataques pérfidos”, tuiteó el Ministerio de Defensa turco junto a una imagen de un avión despegando para una operación nocturna.
“Los nidos de terror son arrasados por ataques de precisión”, añadió en otro mensaje en Twitter.
El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) también informó de la muerte de un periodista, Issam Abdallah, corresponsal en Siria de una agencia de noticias kurda, y de 40 heridos.
Por su parte, las autoridades kurdas del noreste de Siria aseguran que hubo 29 muertos, entre ellos 11 civiles, 15 combatientes alineados con el ejército sirio, dos guardias de silo y un combatiente kurdo.
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Relaciones complejas con EEUU
La última ofensiva militar de Turquía podría crear problemas en las relaciones de Ankara con sus aliados occidentales, en particular con Estados Unidos, que se ha apoyado principalmente en las milicias kurdas sirias en su lucha contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan acusa a menudo a Washington de proveer de armas a los combatientes kurdos en el norte de Siria, calificados de “terroristas” por Ankara.
El ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, rechazó las condolencias de Estados Unidos tras el atentado de Estambul. Erdogan los aceptó sin embargo durante una reunión el martes con su par Joe Biden al margen de la cumbre del G20 en Indonesia.
El ministro turco del Interior, Suleyman Soylu, dijo que la orden del atentado contra Estambul procedió de Kobane, en el noreste de Siria.
Esta ciudad siria de mayoría kurda situada cerca de la frontera turca fue capturada por el EI a finales de 2014. Los combatientes kurdos expulsaron el grupo a principios del año siguiente.
Aunque Turquía no ofreció más detalles sobre la operación, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos, dijeron que la ciudad de Kobane estaba entre los objetivos alcanzados por las incursiones turcas.
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Turquía lanza ataques en Siria contra milicias kurdas y yihadistas del EI desde 2016.
Erdogan amenazaba con lanzar una operación en el norte de Siria desde mayo para crear una “zona de seguridad” de 30 km al sur de su frontera.