Kiev. Autoridades ucranianas aseguraron que sus tropas estaban recuperando terreno en la estratégica ciudad de Severodonetsk, en el este, asediada en los últimos días por las fuerzas rusas que la controlan parcialmente.
Más de cien días después de que el presidente ruso Vladimir Putin enviara sus tropas a Ucrania, miles de personas murieron, huyeron de sus casas y numerosas localidades quedaron reducidas a cenizas. El avance del Ejército ruso se vio frenado por la férrea resistencia de los ucranianos, quienes frustraron una ofensiva relámpago hacia Kiev que buscaba hacer caer el gobierno prooccidental, y forzando a Moscú a orientarse hacia el este, para conquistar la cuenca minera del Donbás.
Allí la clave es la batalla por Severodonetsk, la mayor ciudad controlada por Ucrania en la región separatista prorrusa de Lugansk, donde resisten las tropas ucranianas tras estar a punto de perder toda la ciudad.
“No la han tomado completamente”, dijo el viernes por la noche el gobernador regional de Lugansk, Serguéi Gaidai, asegurando que sus soldados recuperaron un 20% de terreno tras haber perdido hasta un 70% de la ciudad frente a los rusos.
“Tan pronto como consigamos una gran cantidad de armas occidentales de largo alcance, haremos retroceder su artillería y la infantería huirá”, dijo. La situación también es difícil en Lysychansk, ciudad situada frente a Severodonetsk.
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Cerca del 60% de las viviendas fueron destruidas y las conexiones de internet, de telefonía móvil y de gas están cortadas, informó el alcalde Oleksandr Zaika. El servicio de prensa de la presidencia ucraniana afirmó que los rusos mataron a cuatro civiles en la región de Lugansk
Ucrania también informó de que un ataque con misiles dejó dos víctimas en el puerto de Odesa (suroeste), sin especificar si se trata de heridos o muertos. A pesar de la inesperada resistencia, las tropas rusas controlan actualmente una quinta parte del país, con un extenso corredor sobre la costa del mar Negro y el mar de Azov que une la península de Crimea (sur) con los territorios orientales del Donbás.
Pero coincidiendo con los primeros cien días de guerra, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski se mostró desafiante: “La victoria será nuestra”, afirmó el viernes en Kiev.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que el balance de estos más de tres meses es satisfactorio, ya que alcanzaron “ciertos” objetivos. Según Peskov, las tropas rusas habrían “liberado numerosas localidades” y permitido a sus habitantes volver a “una vida en paz”.
A medida que la guerra progresó, los países occidentales aumentaron la cantidad de armas enviadas a Ucrania y su potencia, así como las sanciones contra Rusia, en un intento de aislarla y de ahogar su economía.
En su último paquete de medidas (el sexto desde el inicio del conflicto), la Unión Europea adoptó el viernes un embargo con excepciones a las compras de petróleo ruso e incluyó en la lista de sanciones a la antigua gimnasta Alina Kabaeva, la supuesta novia de Putin.
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La guerra provocó temor a una escasez de alimentos global al enfrentar a dos de los máximos exportadores de trigo del mundo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó de discretas negociaciones para poder exportar las toneladas de cereales paralizados por el bloqueo ruso de los puertos en el mar Negro, indicó su coordinador en Ucrania.
La ONU advirtió de “un huracán de hambrunas” esencialmente en los países africanos, que importaban más de la mitad de su trigo de estos países y donde los precios alimentarios se están disparando.
Precisamente, el presidente de la Unión Africana, el mandatario senegalés Macky Sall, se encontró con Putin en Sochi, en el sur de Rusia. Según Sall, el dirigente ruso se mostró “comprometido y consciente de que la crisis y las sanciones creaban graves problemas para las economías frágiles”.
En una entrevista televisada, Putin aseguró que “no es un problema” exportar cereales de Ucrania, ya fuera a través de puertos ucranianos, otros bajo control ruso o vía Europa central.