"Chávez hace más falta que nunca", el sentir expresado a EFE por Enrique Camariño, un pintor de 32 años, mientras prepara una pancarta con el rostro del exmandario venezolano Hugo Chávez parece ser el clamor de todo un país.
Hace dos años, el hoy presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la muerte del mesiánico líder del chavismo. Es una ausencia con la que Venezuela perdió por completo su estabilidad social y económica.
Sin Chávez —quien murió tras combatir por casi dos años un cáncer del que se desconocen detalles— Venezuela entró en recesión económica. La escasez se disparó y la inflación alcanzó cifras astronómicas.
En 2012, último año de gobierno de Chávez, Venezuela concluyó un ejercicio económico con una inflación anualizada del 20,1% y la escasez rondó el 11%. Esos números se han casi triplicado bajo la gestión de su heredero, luego de cerrar el 2014 con una inflación del 68,5% y la escasez por encima del 29%.
La economía no crece y el déficit fiscal habría aumentado cerca de cinco puntos porcentuales, pasando de 16,9% en 2012 a 21,8% en 2014. Además, la pobreza también se incrementó. Según la Cepal, con Chávez los pobres rondaban el 25% de la población, con Maduro son el 32,1%.
Cambios y corrupción. Maduro, quien ganó las elecciones tras la muerte de Chávez, afirma que la crisis se debe a la caída del precio del petróleo (en 2012 el barril valía $101, actualmente cuesta $48) y a planes "desestabilizadores" contra su Gobierno. Sin embargo, analistas venezolanos apuntan a cambios importantes dentro de la dirigencia económica tradicional del chavismo.
El año pasado se dio la salida del equipo ministerial de Jorge Giordani, artífice de las políticas económicas de los casi 14 años de gobierno de Chávez. Además, se fue otro de sus hombres fuertes, el ingeniero Rafael Ramírez, quien fue por más de una década ministro de Petróleo y presidente de la corporación estatal Petróleos de Venezuela.
Otras voces críticas, señalan a la corrupción como la responsable de la crisis. El politólogo miembro del chavismo Nicmer Evans, afirmaba en un reciente artículo publicado en el portal web de izquierda Aporrea, que los privilegios de los cercanos al poder y sus actos de corrupción al "designar a dedo contrataciones con el Estado con posibilidad de privilegiar a familiares, amigos o compadres", es lo que tiene a Venezuela al borde del colapso.
Chavismo sin fuerza. De la mano de la decadencia económica, el chavismo también se desborona.
Todas las encuestas indican que las elecciones legislativas —previstas para finales de año— podrían ser la primera vez que el chavismo pierda una contienda en 16 años, especialmente por el deterioro de las condiciones de vida en las zonas más pobres del país, donde se concentra históricamente el apoyo al chavismo.
Las encuestadoras Hinterlaces y Datanálisis ubican la aprobación de la gestión de Maduro entre el 20% y el 30%.
"Nunca el presidente Maduro fue equivalente en términos de conexión a lo que era Chávez, ni siquiera en el momento que arranca su Gobierno. Es evidente que el país ha tenido un proceso de deterioro que afecta notablemente la conexión del chavismo y del presidente Maduro " , dijo a EFE el director de la firma Datanálisis, Luis Vicente León.
Ante ese panorama Maduro ha intentado atraer a sus seguidores echando mano de la memoria del popular de Chávez e incluso imitando su estilo aguerrido y en ocasiones dicharachero. Sin embargo, todo indica que el arrastre del chavismo es cada vez menor.