Naciones Unidas. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó este martes desde la tribuna de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Rusia de perpetrar un “genocidio” y de utilizar los alimentos y la energía como armas en un discurso en el que advirtió a los países en desarrollo escépticos sobre cuánto podrían ganar con una victoria de Kiev.
Zelenski, vestido con uniforme de combate, reiteró una invitación a los líderes mundiales para que se sumen a una “Cumbre para la Paz” y pongan fin a la guerra de agresión.
“Por primera vez en la historia moderna, tenemos la oportunidad de poner fin a la agresión en términos de la nación atacada”, declaró Zelenski en un discurso que recibió aplausos liderados por las naciones occidentales, aunque con numerosos asientos vacíos.
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“Esta es una oportunidad real para todas las naciones: garantizar que la agresión contra su Estado, si llega a ocurrir, Dios no lo permita, termine, no porque su territorio quede dividido”, afirmó, “sino con la soberanía defendida”.
Además, el líder ucraniano acusó a Vladimir Putin de perpetrar “un genocidio” al deportar a niños ucranianos a Rusia, donde “se les enseña a odiar a Ucrania y se rompen todos los lazos con sus familias. Esto es claramente un genocidio”, concluyó.
Zelenski también afirmó que no se puede permitir que Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad, posea armas nucleares. “Los terroristas no tienen derecho a poseer armas nucleares”, declaró.
El presidente ucraniano participará este miércoles en una sesión de alto nivel del Consejo de Seguridad de la ONU.

Desde la misma tribuna, el presidente estadounidense Joe Biden, siguiendo el mismo mensaje que Zelenski, dejó claro que seguirá apoyando al país agredido.
“Rusia cree que el mundo se cansará y le permitirá destruir Ucrania sin consecuencias”, manifestó Biden, antes de manifestar: “Si permitimos que Ucrania sea desmembrada”, otros países podrían enfrentar la misma situación.
Ucrania siempre encontró en la Asamblea General un gran apoyo, con la aprobación por amplia mayoría de varias resoluciones, debido al veto de Rusia en el Consejo de Seguridad, uno de los cinco miembros permanentes.
Pero en un mundo fragmentado y acosado por conflictos en varias partes del mundo y diversas crisis, como la covid-19, el cambio climático, la migración, la pobreza, la desigualdad y la carestía de la vida, muchos países en desarrollo quieren dejar atrás la guerra de Ucrania y abogan por una paz negociada.
“Diálogo” fue la palabra clave en el discurso del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien abogó por resolver el conflicto de Ucrania mediante el diálogo, señalando la “incapacidad colectiva para hacer cumplir los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.
“No subestimamos las dificultades para alcanzar la paz”, afirmó Lula, pero advirtió de que “ninguna solución será duradera sin diálogo” y destacó la necesidad de “crear espacio para las negociaciones”.
Lula intentará limar asperezas este miércoles, en un encuentro con su homólogo ucraniano, a quien acusó el año pasado en una entrevista de ser “tan responsable como el presidente ruso Vladimir Putin” de la guerra, y se negó, cuando era presidente, a suministrar armas a Ucrania, como lo hicieron otros países occidentales.
El mandatario brasileño suavizó posteriormente su discurso y se ofreció a mediar en el conflicto.

“Nuevo contrato” es la propuesta de Ucrania en medio de múltiples crisis, muchas de las cuales se agravaron en el último año y medio de conflicto, en un mundo cada vez más multipolar y desigual.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó a los líderes a mostrar “determinación” y un “espíritu de estado”, en lugar de “juegos y bloqueos”, para mejorar la vida de los más vulnerables del planeta.
La catástrofe en la ciudad libia de Derna, donde miles de personas murieron debido a las inundaciones, es un triste reflejo de un mundo plagado de injusticias y una “incapacidad para hacer frente” a las “crisis existenciales” que afectan al planeta.
Por ello, Guterres pidió una reforma de las instituciones multilaterales que refleje la realidad y la complejidad del siglo XXI. “No podemos abordar eficazmente los problemas tal como son si las instituciones no reflejan el mundo tal como es”, enfatizó.
Este pedido fue respaldado por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien preside el G77 + China, un bloque que reúne a 134 países. Díaz-Canel abogó por “un nuevo contrato mundial” más “justo”, ya que las estructuras surgidas al final de la Segunda Guerra Mundial “nos excluyen del progreso global y convierten a muchos pueblos del Sur en laboratorios de renovadas formas de dominación”.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, propuso políticas de canje de deuda por acción climática para los países en desarrollo.
Para muchos, esto permitiría centrarse en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que buscan eliminar la pobreza, garantizar acceso a la educación, al agua potable, a una energía limpia, mejorar la salud, combatir el cambio climático y lograr sociedades en paz. Estos objetivos están interconectados entre sí.
