Kirkuk, Irak. AFP Los rebeldes yihadistas tomaron el miércoles la ciudad iraquí de Tikrit y avanzaban hacia la capital, Bagdad, en una ofensiva fulgurante que provocó la huida de medio millón de habitantes, aunque el Ejército logró frustar el asalto a Samarra.
Los yihadistas tomaron desde el martes casi sin resistencia toda la provincia de Nínive, de la que Mosul es la capital, y una zona tras otra de dos provincias vecinas, Kirkuk y Saladino.
Este avance de los yihadistas sunitas del Estado Islámico de Irak y de Levante (EIIL) ante unas fuerzas iraquíes desfallecientes y un poder chiita impotente amenaza con sumir en el caos este país, rico en petróleo.
Ayuda. Tanto Irán como Estados Unidos han brindado su apoyo al Gobierno de mayoría chiita de Nuri al-Maliki frente al “terrorismo”.
Washington se comprometió a “trabajar con el Gobierno iraquí y con líderes de Irak para unificar esfuerzos contra el avance del EIIL”. “La situación es muy grave”, señaló la portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki.
El EIIL tomó también como rehenes en Mosul a 49 turcos del consulado de Turquía, entre ellos el cónsul y miembros de las fuerzas especiales, y a otros 31 camioneros turcos.
La última conquista de los yihadistas es la de la ciudad de Tikrit, situada a 160 km al norte de Bagdad, una toma muy simbólica porque es la región natal del presidente sunita Sadam Huseín, derrocado y ejecutado tras la invasión estadounidense del 2003 .
“Todo Tikrit está en manos de los insurgentes”, declaró un coronel de la Policía.
Según otro responsable, los rebeldes tomaron la ciudad, capital de la provincia de Saladino, tras apenas dos horas de combates.
Tras la caída de Tikrit, los combates se extendieron por la principal carretera hacia Bagdad y los yihadistas se enfrentaron con las fuerzas de seguridad en la periferia norte de Samarra, a apenas 110 km de la capital. Vecinos de la zona indicaron que los combates cesaron, sin que los rebeldes lograran entrar en la ciudad.
Los yihadistas intentaron tomar también Baiji, donde se encuentra una de las mayores refinerías del país, pero se retiraron tras la llegada de refuerzos del Ejército.
Atentados. En paralelo, los atentados antichiitas no dan tregua. El miércoles dejaron un saldo de casi 40 muertes en el centro y el sur del país. El EIIL, que aspira a instaurar un Estado islámico, advirtió en un comunicado de que no cesará esta serie de invasiones “bendecidas”.
Considerado como un grupo ultrarradical y acusado de abusos en Siria donde combate contra el régimen y otros grupos rebeldes, el EIIL controla ya amplios sectores de la provincia occidental iraquí de Ambar, fronteriza con Siria.
En el país vecino controla también amplias partes de la provincia petrolera de Deir Ezzor, haciendo temer una unidad territorial con el noroeste iraquí.
De forma simbólica, el grupo colgó el miércoles en Internet fotografías de yihadistas que aplanan un terraplén entre Siria y Irak con un bulldozer .
Impotente, el Gobierno iraquí creó una célula de crisis para supervisar el suministro de armas a los voluntarios que quieran combatir a los insurgentes y llamó al Parlamento a decretar emergencia.
En tanto, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó de que el ataque y la toma de control de Mosul ha provocado ya “el desplazamiento de más de 500.000 personas en el interior y alrededor de la ciudad”, que tiene una población habitual de dos millones de habitantes.
La gente huye, la mayoría a pie, de sus casas en Mosul y se dirigen hacia otras regiones de Nínive y a la región autónoma de Kurdistán.