Járkov. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, prometió el miércoles “la victoria” de los suyos desde la ciudad estratégica de Izium, en la región de Járkov (este), primera visita a los territorios reconquistados en la contraofensiva de este mes contra una Rusia, determinada a seguir atacando Ucrania.
Izium, ciudad de unos 50.000 habitantes antes de la guerra, vivió sangrientos combates en primavera antes de ser tomada por los rusos, que hicieron de ella un punto estratégico para el reaprovisionamiento de sus tropas.
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Su reconquista a cargo de las tropas de Kiev supone un revés para el Ejército de Moscú, replegado ahora hacia Donetsk, zona bajo control del Kremlin desde el 2014.
“Solo avanzamos en una dirección: hacia adelante, hacia la victoria”, escribió Zelenski en Telegram.
En un vídeo, comparó la destrucción en Izium con la de Bucha, ciudad cerca de Kiev de donde las fuerzas rusas se retiraron en primavera, dejando tras de ellas cuerpos de civiles asesinados a sangre fría, si bien Moscú rechazó la autoría de estas ejecuciones.
“Es igual: las viviendas destruidas, la gente asesinada. Esto forma parte de nuestra historia, parte de la nación rusa moderna”, manifestó.
Bombardeos masivos de Rusia
Ucrania aseguró que recuperó en dos semanas el control de varios miles de kilómetros cuadrados en el este y el sur, zonas que los rusos ocupaban desde la invasión lanzada el 24 de febrero.
En concreto, según el viceministro de Relaciones Exteriores, Ganna Maliar, las fuerzas de Kiev en la región de Járkov reconquistaron desde el 6 de setiembre unos 8.500 kilómetros cuadrados, así como zonas en las que viven unas 150.000 personas.
El Ejército ruso, cuyos ataques provocaron importantes cortes de energía en varias regiones de Ucrania durante los últimos días, dijo el miércoles que estaba atacando a las fuerzas ucranianas en todo el país, particularmente en la región de Járkov.
“Se han llevado a cabo ataques masivos en las regiones de las localidades de Dvorichna, Balakliya y Kupiansk contra las fuerzas vivas y el equipo de las 14a y 93a, brigadas motorizadas de las fuerzas armadas de Ucrania”, destacó el ministerio de Defensa ruso en su informe diario.
Otras ciudades y regiones también han sido golpeadas: en Mikolaiv (sur) personas murieron en el bombardeo a dos inmuebles, según las autoridades locales. En Bajmut, ciudad en la región de Donetsk que Moscú intenta conquistar desde hace meses, cinco civiles murieron el martes, informó el gobernador local.
Rusia justifica su invasión en la idea de que el poder ucraniano reprime a la población rusófona del país y que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se sirve de Ucrania para amenazar a Moscú.
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En su operación relámpago de reconquista, Ucrania recupera casi la totalidad de la región de Járkov, fronteriza con Rusia, en particular las ciudades de Balaklia, Kupiansk e Izium.
Estos dos últimas eran centros logísticos clave para las fuerzas rusas que, desde entonces, se han replegado, según Moscú, a la provincia de Donetsk, una de las dos regiones separatistas de Donbás dirigidas por Rusia en territorio ucraniano.
‘Determinación, no apaciguamiento’
Fortalecida por el envío de armamento occidental, Ucrania está llevando a cabo una contraofensiva paralela en el sur del país, en la región ocupada de Jersón, donde ya reivindica avances, si bien aún menores que en el noreste del país.
Estas últimas semanas, el Ejército ucraniano golpeó puentes estratégicos para dificultar el avance de las fuerzas rusas. El miércoles, la Guardia Nacional rusa desplegada en las regiones de Jersón y Zaporiyia, indicó a las agencias rusas que “detuvo a más de 130 personas” que trabajaban con los servicios especiales y el Ejército ucraniano.
Occidente, por su parte, adoptó fuertes sanciones contra Moscú e incrementó las entregas de armas a los ucranianos. Los líderes de los países de la Unión Europea (UE) y la OTAN viajan regularmente a Kiev para mostrar su apoyo a Zelenski.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció al Parlamento Europeo en Estrasburgo que acudiría ahí el miércoles, prometiendo “solidaridad inquebrantable” con Ucrania y firmeza contra Moscú.
Por su parte, el jefe del Gobierno alemán, Olaf Scholz, respondiendo a preguntas sobre su reunión telefónica de 90 minutos con el presidente ruso, dijo el miércoles que no considera que la guerra en Ucrania sea un “error” y que “no hay indicios de que estén surgiendo nuevas actitudes”.