Nueva York
Los miembros permanentes del Consejo de Seguridad no alcanzaron un acuerdo este miércoles sobre una propuesta de resolución británica que justificaba una intervención militar en Siria, y Londres aseguró que no habría ataque antes de que se conozcan los resultados de la investigación de la ONU.
La división entre Rusia y China por un lado, y Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia por otro, refleja fielmente las posiciones de cada uno sobre el conflicto que provocó más de 100.000 muertos y empujó a millones de sirios a abandonar el país desde marzo de 2011.
Según el gobierno británico, el proyecto de resolución autoriza "todas las medidas necesarias en virtud del capítulo VII de la Carta de la ONU para proteger a los civiles de las armas químicas" en Siria.
El capítulo VII prevé medidas coercitivas que pueden implicar desde sanciones hasta una operación militar.
Pero es improbable que se adopte esta resolución.
Posiciones. Estados Unidos dijo que "no vemos ninguna posibilidad de que se vote (la resolución), dada la continua oposición de los rusos a cualquier acción significativa contra Siria", declaró la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf.
Advirtió que Washington "continuará sus consultas y tomará medidas apropiadas para responder en los próximos días".
El canciller británico, William Hague, también admitió que era "improbable" que el Consejo de Seguridad adopte el proyecto de resolución, e insistió en que hay que actuar incluso sin el aval de la ONU frente a un "crimen contra la humanidad".
Para justificar una posible operación, Downing Street indicó que Cameron y el presidente estadounidense, Barack Obama, "no tienen ninguna duda de la responsabilidad del régimen de al-Asad" en el "ataque químico".
Aunque una fuente diplomática informó de que una intervención de la OTAN no está en el orden del día, la Alianza Atlántica aseguró que la utilización de armas químicas "no puede quedar sin respuesta", refiriéndose al supuesto ataque con armas químicas del 21 de agosto cerca de Damasco que, según la oposición, dejó cientos de muertos.
Según los especialistas, de realizarse, los bombardeos se ejecutarían con misiles Tomahawk desde buques en el mar Mediterráneo o con cazas que operen fuera del espacio aéreo sirio.
Investigación. Los expertos de la ONU que investigan la utilización de armas químicas en Siria terminaron el miércoles por la tarde su segunda jornada de trabajo, durante la cual visitaron Ghuta oriental, cerca de Damasco.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, indicó que necesitarán cuatro días para finalizar su misión en el terreno, antes de realizar los análisis científicos y elaborar un informe.
Rusia, aliada del régimen sirio, con derecho de veto, ya bloqueó junto a China varias resoluciones sobre Siria y considera que el Consejo de Seguridad debe esperar el informe de los expertos de la ONU en Siria.
Asimismo, el gobierno británico miércoles no iniciará una acción militar en Siria hasta que no tenga conocimiento de los resultados de los expertos de la ONU que investigan en el terreno el presunto ataque con armas químicas, según una moción que debe ser sometida el jueves al Parlamento.
"El secretario general de la ONU debe poder dirigirse al Consejo de Seguridad inmediatamente tras el fin de la misión del equipo", indica el texto de la moción, que agrega que "hay que desplegar todos los esfuerzos para obtener una resolución (...) que apoye una acción militar antes de que dicha acción sea decidida", agrega la moción.
Rusia e Irán, aliados del gobierno sirio, volvieron a advertir del riesgo de desestabilización de toda la región en caso de un ataque militar a Siria.
Para el ministro de Relaciones Exteriores ruoo, Sergei Lavrov, un ataque provocará una "desestabilización aún mayor de la situación en el país y la región" e Irán también advirtió que una intervención estadounidense sería "un desastre para la región".
Pero la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), integrada por 57 países musulmanes, pidió este miércoles que se lleve a cabo una "acción decisiva" contra Damasco.
El presidente francés, François Hollande, que recibirá el jueves al presidente de la Coalición Nacional Siria (oposición), se mostró "dispuesto" a "castigar" militarmente a Damasco.
Ahmad Ramadan, dirigente opositor sirio, dijo que los rebeldes han analizado con los países aliados los objetivos que conviene atacar, entre los que figuran aeropuertos, bases militares y depósitos de armas.
El régimen sirio, con una actitud desafiante como la mantenida desde el inicio del conflicto, en marzo de 2011, previno este miércoles, a través de su primer ministro, Wael al Halqi, que Siria será "el cementerio de los invasores".
El enviado de Naciones Unidas en Siria dijo el miércoles que decenas de soldados sirios inhalaron gas tóxico en nuevos incidentes en su país y llamó a la organización internacional a investigarlos.
En Damasco se percibía el miedo ante un eventual ataque occidental: "Mi madre está aterrorizada. Vivimos al lado de la sede del Estado Mayor y eso es un blanco seguro", dijo a la AFP un habitante de la capital siria.
En las últimas 48 horas, el ejército sirio comenzó a posicionarse, principalmente en Damasco, Homs y Hama (centro), con "decenas de sedes del mando militar y del mando de brigadas evacuadas para reinstalarse en otro lugar", según una ONG siria.
Israel, por su parte, autorizó un llamado limitado de reservistas y desplegó baterías antimisiles en su frontera norte con Siria. Turquía reforzó su nivel de vigilancia.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, se declaró "profundamente contrario a las intervenciones militares. No hay muchas huellas en el mundo de intervenciones de este tipo que hayan sido positivas".
"No hablo por mi organización, porque no hemos tenido una discusión al respecto", aclaró.
En tanto, Cuba, Bolivia, Ecuador y Venezuela rechazaron una intervención militar en Siria y advirtieron del peligro que ello representaría para la estabilidad en Medio Oriente, región que abastece al mundo en combustibles.
La cotización del petróleo terminó en su nivel más alto desde mayo de 2011 el miércoles en Nueva York (110,10 dólares), impulsada por temores sobre las eventuales repercusiones de una intervención militar internacional en Siria.