Seúl. Estados Unidos y Corea del Sur sostuvieron el jueves reuniones de alto nivel luego de que Corea del Norte lanzara un potente misil con el objetivo de reforzar su capacidad de disuasión nuclear, siendo esta la primera prueba armamentística desde que Pyongyang fue acusada de enviar soldados a Rusia.
Los secretarios de Estado y de Defensa de Estados Unidos, Antony Blinken y Lloyd Austin, se reunieron con sus homólogos surcoreanos, Cho Tae-yul y Kim Yong-hyun, en el Departamento de Estado en Washington, donde discutieron las acciones recientes de Pyongyang tras el lanzamiento de un misil balístico.
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En una conferencia de prensa conjunta, Blinken informó que unos 8,000 soldados norcoreanos han llegado a la región rusa de Kursk, en la frontera con Ucrania, y están preparados para entrar en combate en los “próximos días”. Esta noticia llega luego de que Corea del Norte lanzara un misil con el objetivo de reforzar su capacidad de disuasión nuclear, marcando su primera prueba armamentística desde que se le acusara de enviar tropas a Rusia.
El Estado Mayor Conjunto surcoreano informó sobre el lanzamiento de “un misil balístico desde la zona de Pyongyang hacia el mar del Este (mar de Japón) la mañana del jueves”.
Seúl advirtió previamente sobre la posibilidad de que Pyongyang realizara una prueba de un misil balístico intercontinental (ICBM) o incluso un ensayo nuclear antes de las elecciones estadounidenses.
Según las autoridades surcoreanas, el proyectil voló cerca de 1,000 kilómetros en una trayectoria ascendente. Corea del Norte continúa avanzando en el desarrollo de misiles de combustible sólido, los cuales son más rápidos de lanzar y difíciles de detectar y destruir, un objetivo prioritario del líder Kim Jong Un. Kim calificó el lanzamiento como “una acción militar apropiada” y reafirmó que Corea del Norte “no cambiará su estrategia de fortalecer sus fuerzas nucleares”.
Corea del Norte debe detenerse
Las autoridades de Estados Unidos y Corea del Sur, junto con sus contrapartes japonesas, instaron a Corea del Norte a detener “sus acciones provocadoras y desestabilizadoras” mediante una teleconferencia. Tanto la Casa Blanca como el secretario general de la ONU condenaron el lanzamiento, que consideran una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad.
Aunque el misil en teoría podría alcanzar territorio continental estadounidense, el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Sean Savett, afirmó que no existe un riesgo inmediato.
China, el aliado más cercano de Corea del Norte, expresó su “preocupación por los desarrollos en la península coreana” y llamó a una “resolución política” del conflicto.
Por su parte, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, señaló que el lanzamiento es evidencia de la intención norcoreana de desarrollar armas de destrucción masiva, instando a Pyongyang a abandonar sus programas nucleares y balísticos.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, también se pronunció, criticando la falta de acción de sus aliados y el “silencio” de China ante los movimientos norcoreanos. Japón, por su parte, reportó que el misil norcoreano “tipo ICBM” recorrió aproximadamente 1,000 kilómetros, estuvo en vuelo durante 86 minutos y alcanzó una altitud de hasta 7,000 kilómetros, la mayor registrada hasta la fecha, según el ministro de Defensa japonés, Gen Nakatani.
Yang Moo-jin, presidente de la Universidad de Estudios Norcoreanos de Seúl, señaló que el lanzamiento del misil parece tener el propósito de desviar la atención de las críticas internacionales hacia el envío de tropas norcoreanas a Rusia.