Una enfermera exhausta dormida sobre el teclado de su computadora. La foto, compartida en las redes sociales, se ha convertido en la imagen del agotamiento extremo del personal sanitario del norte de Italia, en primera línea de la lucha contra la epidemia del coronavirus.
Elena Pagliarini trabaja en el hospital de Cremona (norte), una institución de primera línea que se ocupa del contagio.
El coronavirus causó la muerte de más de 1.300 italianos y el mismo número permanece hospitalizado en cuidados intensivos, lo que representa una cuarta parte de las camas desatinadas a ello en el país.
El viernes, se registraron otros 2.500 casos de contaminación. Lombardía, la zona con más poder económico del país, con 890 muertos, tiene uno de los mejores sistemas de salud del mundo, pero los que lo hacen funcionar, como Elena Pagliarini, están sin aliento.
"Por un lado, estaba avergonzada de ser vista por tanta gente, avergonzada de mostrar mi fragilidad. Pero ahora, me siento feliz, recibo hermosos mensajes de personas que se sienten afectadas por mi historia", dijo al diario Il Corriere della Será, sobre la foto tomada por un colega de urgencias después de una noche de trabajo.
"De hecho, no me siento físicamente cansada, podría trabajar 24 horas seguidas si fuera necesario, pero no oculto que en este momento estoy ansiosa porque lucho contra un enemigo que no conozco", prosigue.
Médicos, enfermeras o cuidadores, son muchos los que se expresan en los medios de comunicación o que comparten en internet su vida cotidiana con los servicios de reanimación saturados y los pacientes a los que hay que "clasificar".
Más al sur, en Toscana, los hospitales también están empezando a sufrir.
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La presión aumenta
En el hospital San Giovanni Bosco de Turín (norte), un equipo de asistencia psicológica pensado para los servicios de oncología y que se ha adaptado a la pandemia, da apoyo desde el miércoles al personal médico, bajo presión.
"La iniciativa se dirige principalmente a los que trabajan en reanimación y primeros auxilios", explicó en el diario La Stampa Monica Agnesone, que forma parte de la veintena de psicólogos del equipo.
"Pero todos los que lo necesitan pueden manifestarse, estamos a disposición de todos", precisa.
Agnesone explica que la presión y el estrés entre los cuidadores aumentan debido al ritmo de trabajo desenfrenado, pero también porque "la tensión es continua, y por tanto el miedo. Miedo de cometer errores, de ser infectado, de no poder continuar en estas condiciones".
En la ciudad de Bergamo (norte), unos 50 médicos han dado positivo al virus, según los medios de comunicación italianos.
Y en el sur, la presión aumenta también.
En la provincia de Foggia, 76 empleados de un hospital de San Giovanni Rotondo fueron puestos en cuarentena, después de haber estado en contacto con pacientes que habían dado positivo al coronavirus, anunciaron el sábado los medios de comunicación italianos.
Seis tuvieron que ser hospitalizados, uno de ellos en cuidados intensivos.
La psicóloga Monica Agnesone explica que ella y sus colegas están enseñando al personal cómo manejar las emociones y el estrés, “reservando momentos para cortar, reorientar, y bajar la tensión, haciendo ejercicios de respiración, concentrando la atención en otra cosa”. Porque si no, “el estrés termina por degradar las energías”, concluye.