París. En vista de los récords de temperatura registrados a nivel mundial, resulta fundamental adelantarnos a los límites de calor y humedad que el organismo humano puede tolerar.
El concepto internacionalmente reconocido para medir esta capacidad de resistencia es la “temperatura de globo y bulbo húmedo” (WBGT por sus siglas en inglés), que combina la evaluación del calor con el grado de humedad.
El “bulbo” representa el depósito de mercurio en un termómetro tradicional, envuelto en un paño húmedo, cuya evaporación mide la temperatura del aire en condiciones húmedas.
Por su parte, el “globo” es una esfera hueca pintada de negro que, acoplada a un termómetro, permite evaluar la radiación térmica.
Los especialistas calculan que, en promedio, una persona joven y en plena salud podría fallecer tras seis horas de exposición a una temperatura WBGT de 35°C (95 grados Fahrenheit).
Esta temperatura equivaldría a 35°C de calor seco y una humedad del 100%, o 46°C con un 50% de humedad.
Al alcanzar este punto crítico, el sudor, herramienta principal del cuerpo para reducir su temperatura central, no logra evaporarse de la piel, lo que puede desencadenar un golpe de calor, colapso de órganos internos y, en última instancia, la muerte.
La TGBH de 35°C solo se registró en una docena de ocasiones, principalmente en el sur de Asia y el Golfo Pérsico, según Colin Raymond, experto del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
En ningún caso se superó la marca de dos horas de exposición, lo que significa que no se registraron situaciones de mortalidad masiva relacionadas con este umbral de supervivencia humana, afirmó Raymond, autor de un extenso estudio sobre el tema.
Sin embargo, la letalidad del calor extremo no exige acercarse a este límite. En realidad, cada individuo tiene un umbral distinto según su edad, salud y factores socioeconómicos, destacan los expertos.
Un ejemplo evidente de esto es la situación vivida en Europa durante el último verano boreal, donde se estima que más de 61.000 personas perdieron la vida a causa del calor. En este caso, las “temperaturas de bulbo húmedo” no fueron necesariamente peligrosas debido a la baja humedad en la región.
A medida que las temperaturas continúan en aumento (julio recién pasado fue el mes más cálido registrado), los científicos advierten sobre la creciente frecuencia de episodios de TGBH.
En las últimas cuatro décadas, la frecuencia de estos eventos se duplicó al menos, señala Raymond, quien considera este incremento como una consecuencia seria del cambio climático provocado por la actividad humana.
Raymond proyecta que las temperaturas de bulbo húmedo superarán con regularidad los 35°C en varias regiones del mundo durante las próximas décadas, siempre y cuando la temperatura global aumente en 2,5°C por encima de los niveles preindustriales.
Un equipo de la Universidad de Pensilvania, por ejemplo, evaluó las temperaturas corporales centrales de personas jóvenes y sanas en una cámara térmica para explorar este límite. Los participantes alcanzaron su “límite ambiental crítico” a una TGBH de 30,6°C, momento en que su organismo ya no pudo evitar el aumento de su temperatura interna.
Joy Monteiro, investigador en India, sostiene que la mayoría de las olas de calor mortales en su región estuvieron por debajo del teórico umbral de 35°C. La resistencia humana ante estas temperaturas varía significativamente según cada individuo, según declaró a esta agencia.
Los más vulnerables frente al calor extremo son los ancianos, quienes tienen menos glándulas sudoríparas. En Europa, casi el 90% de las muertes relacionadas con el calor durante el verano pasado ocurrieron en personas mayores de 65 años.
Las personas que trabajan al aire libre con altas temperaturas también enfrentan un mayor riesgo. A menudo, la falta de acceso a baños y la consiguiente deshidratación exponen a este grupo a peligros adicionales.
Investigaciones demuestran que el fenómeno climático El Niño influyó en el aumento de la TGBH en el pasado. El actual episodio de El Niño, el primero en cuatro años, se espera que alcance su punto máximo a finales de este año.
Las temperaturas de bulbo húmedo están directamente vinculadas a las temperaturas superficiales del océano, afirmó Raymond. La semana pasada, los océanos del mundo alcanzaron un récord histórico en su temperatura máxima, superando la marca de 2016, de acuerdo con el observatorio climático de la Unión Europea.