Santa Cruz, Bolivia. AFP y Reuters. El presidente izquierdista Evo Morales enfrentó ayer una fuerte arremetida de fuerzas de oposición de derecha que paralizan, con barricadas, cuatro importantes regiones de Bolivia, en una protesta contra supuestos afanes hegemónicos del gobernante.
Una huelga convocada por organizaciones cívicas y empresariales, partidos de derecha y prefectos (gobernadores) de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, afines a agrupaciones conservadoras, paralizó esas ciudades y cerró las fronteras con Argentina y Brasil.
La movilización –que comenzaba a declinar al caer la tarde– se nutrió de “aportes económicos de poderosos grupos empresariales y la infraestructura de prefecturas y alcaldías locales”, sostuvo el gobierno en un comunicado.
Grupos antagónicos de opositores y oficialistas protagonizaron duros choques verbales y agresiones mutuas que obligaron a la Policía a utilizar bombas lacrimógenas en Santa Cruz, Tarija y Cobija, capital de Pando.
El gobierno definió el paro como “parcial, armado y violento”, que se impone por la fuerza “por hordas fascistas, sicarios” desplegados en calles de esas ciudades.
Respuesta. Además enfatizó que “la mayoría del pueblo boliviano sabe que el verdadero objetivo de esta huelga es frenar el proceso de cambio que vive nuestro país, encaminado hacia un nuevo modelo económico de justicia social y recuperación de sus recursos estratégicos y hacia un nuevo modelo político de inclusión de las mayorías”.
El Comité Cívico Pro-Santa Cruz, que reúne entidades cívicas y empresariales, expresó “preocupación y pena por las actividades que han intentado efectuar algunos miembros del partido de gobierno, que han buscado infiltrarse en la población con el único objetivo de provocar desmanes en lugares puntuales”, dijo su presidente, Germán Antelo.
Las autoridades dijeron que detrás del movimiento regional está el expresidente de derecha Jorge Quiroga que, a pesar de haber sido derrotado en las urnas dos veces por Morales, controla cuatro de nueve gobernaciones, luego de que los prefectos de Cochabamba y La Paz se desmarcaran de su control.
Morales, primer indígena en ocupar el cargo en 181 años de vida republicana, dijo antes del paro que la actitud de algunos “sectores que tratan de marginar, de excluir, de odiar, de despreciar, tiene que terminar”.
La huelga, según el gobierno, es una “conspiración contra la nacionalización de hidrocarburos y una conspiración contra la Asamblea Constituyente”.
La jornada de huelga fue empañada con un atentado con cócteles molotov contra la filial en Santa Cruz del canal estatal de televisión, afín al gobierno, y ataques a la oficina de Derechos Humanos y un albergue de médicos voluntarios cubanos.
En tanto, en la ciudad de Sucre, capital oficial del país, oposición y oficialismo estaban a punto de alcanzar un acuerdo provisional para echar a andar la Asamblea Constituyente, causa principal del paro regional.