Novo Hamburgo. Al menos 13 personas murieron y otras cuatro siguen desaparecidas tras el paso de un ciclón entre jueves y viernes en el sur de Brasil, donde miles de personas debieron ser trasladadas a albergues, informaron este domingo las autoridades locales.
Precipitaciones continuas y fuertes vientos provocaron estragos en decenas de municipios del estado Rio Grande do Sul, incluyendo la capital Porto Alegre, en la última tragedia climática que golpea al enorme país suramericano.
“Sube a 13 el número de víctimas fatales, y aún siguen las búsquedas”, tras el hallazgo de dos cuerpos en la ciudad de Caraá, una de las zonas más afectadas, informó en Twitter la Defensa Civil del estado. El balance hasta este sábado era de 11 fallecidos.
El número de desaparecidos siguió disminuyendo desde el registro de 20 de este sábado, luego de que algunos de ellos fueron encontrados con vida.
“Hay cuatro personas desaparecidas”, todas en Caraá, una ciudad de 8.000 habitantes en el litoral del estado, a 90 km de Porto Alegre, según Defensa Civil.
Las autoridades además informaron que más de 3.700 personas quedaron con las casas dañadas y unas 700 fueron desalojadas de zonas en riesgo, mientras que unas 84.000 familias tenían el servicio eléctrico interrumpido en la región.
A caballo o en botes
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, encabezó una misión que recorrió este sábado en helicóptero las zonas más afectadas junto a autoridades del gobierno y de rescate.
“Nuestro principal objetivo en este primer momento es proteger y salvar vidas humanas. Rescatar a las personas que están aisladas, localizar desaparecidos y dar apoyo a las familias”, dijo Leite.
En Sao Leopoldo cayeron 246 mm de lluvias durante 18 horas seguidas entre jueves y viernes, “por primera vez en la historia” de esa ciudad de 240.000 habitantes a media hora de Porto Alegre, dijo su alcalde, Ary José Vanazzi.
En Sao Sebastiao do Cai, que quedó aislada por el temporal, un bebé de cuatro meses que necesitaba atención médica murió tras no poder ser socorrido a tiempo, informó este sábado el gobernador Leite.
Sin previsiones de lluvias para este domingo, habitantes de la región salieron de sus casas con botas por las calles inundadas en las ciudades de Novo Hamburgo, Lindolfo Collor y Sao Leopoldo, donde algunas casas quedaron destruidas.
Otros montaban a caballo o cruzaban en bote bajo un cielo con algunas nubes, en tanto las aguas cubrían parcialmente algunos vehículos abandonados.
Imágenes de medios locales también mostraron un auto arrastrado hasta un cementerio por los fuertes vientos.
El gobernador destacó que los bomberos del estado rescataron a cerca de 2.400 personas los últimos dos días en las zonas afectadas.
“El agua ya llegaba a la cintura en la casa. Gracias a Dios los bomberos llegaron rápido y nos socorrieron en barco. Parecía una pesadilla”, dijo una de las víctimas rescatadas en Sao Leopoldo, citada por el diario Estadao.
Otros habitantes fueron evacuados en helicópteros.
Mapear áreas afectadas
En Caraá el gobierno visitó un centro comunitario improvisado como albergue para centenares de personas cuyas casas sufrieron daños.
“La situación de Caraá nos preocupa profundamente. Es fundamental que podamos, de manera integrada, mapear rápidamente las principales áreas afectadas e identificar a las personas que necesitan apoyo”, declaró el gobernador en el comunicado.
Brasil sufre fenómenos extremos frecuentes, y los científicos no descartan un vínculo con los efectos del cambio climático.
En febrero pasado, 65 personas murieron por deslizamientos causados por lluvias récord que azotaron Sao Sebastiao, un destino turístico de playa a unos 200 km de la ciudad de Sao Paulo (sureste).
Los expertos también atribuyen los efectos devastadores a una urbanización descontrolada.
Unos 9,5 millones de los 215 millones de habitantes viven en áreas de riesgo sujetas a deslizamientos o inundaciones.