El incendio que arrasó parte de la catedral de Notre Dame, en París, fue apagado este martes, aunque persisten dudas sobre la resistencia de la estructura de este símbolo de la cultura europea y testimonio de la historia de Francia, que empieza a arrimar el hombro para reconstruirla.
Ahora, lo que surgen son un gran cantidad de interrogantes sobre el tiempo y dinero que se necesitará para una restauración.
Sobre esto, los expertos han elaborado una serie de respuestas, en las que casi todo es variable.
- Costo de la restauración: Las cifras varían según las técnicas tradicionales o nuevas que podrían ser utilizadas, pero alcanzarán varios centenares de millones de euros, según los expertos.
La ola de solidaridad que se dio desde las primeras horas del incendio permitirá cubrir este presupuesto. “Esta vez, lo que faltará no es el dinero”, dijo el periodista francés especializado en historia Stéphane Bern, en alusión al hecho de que hay muchos monumentos en Francia en peligro y faltos de financiamiento.
- Plazos: Los pronósticos sobre los plazos de la restauración son muy variables. Las obras tomarán “entre 10 y 20 años como mínimo”, según Bern.
Dependerá de la evaluación de los daños, del peritaje, de las licitaciones. También de los trabajos preparatorios, de saneamiento, de consolidación y de secado, pero una vez se hayan franqueado todas estas etapas y se hayan seleccionado a las empresas competentes, la restauración efectiva de la catedral será relativamente rápida, según los expertos.
- Licitaciones: A diferencia de las catedrales de otros países o de la de Estrasburgo (este de Francia), que no pertenecen al Estado, la restauración de la catedral de París obedece a las complejas reglas de las licitaciones públicas: las empresas seleccionadas echan mano de subcontratistas, quienes a su vez pueden recurrir igualmente a otras empresas. Estas pueden incluso contratar a “personas poco cualificadas” en las obras, según un arquitecto que pidió el anonimato.
Este sistema estatal está considerado por algunos arquitectos como menos seguro para el control diario sobre la conservación de un monumento. En cambio, en el caso de la catedral de Estrasburgo, hay un equipo que cada día verifica su estado.
- Seguro: ¿Quién fue responsable de qué? Primero habrá que determinar el origen del siniestro y sus circunstancias –algo que no se anuncia para nada fácil–, para establecer el papel del seguro.
- Reapertura al público: El interior de la catedral podría ser reabierto al público rápidamente, puesto que así lo desearon tanto el gobierno como el arzobispado. No obstante, primero habrá que verificar la solidez de la estructura del monumento.
- Bóvedas: Las bóvedas pueden haber quedado fragilizadas por sendos choques térmicos sucesivos, primero el fuego y luego el agua, que saturaron las vigas. Se requerirán estudios largos y minuciosos.
- Armaduras: Restablecer la silueta original de la catedral no supone un problema mayor, pero las magníficas armaduras, sobre todo las del coro y la nave, con sus rastros de historia desde el siglo XII, se perdieron para siempre. Este conjunto era uno de los más bellos de Francia y se trata de una gran pérdida para el patrimonio, como testigo de un saber hacer, transmitido de generación en generación.
¿Las armaduras de madera de roble serán restauradas exactamente igual? Es el deseo de muchos arquitectos, aunque otros abogan por una reconstrucción rápida, con estructuras metálicas o de cemento.
- Aguja: La reconstitución de la aguja no debería suponer ningún problema, puesto que ya se hizo en el siglo XIX.
- Andamios: Se deberán prever andamios gigantes y complejos. Y probablemente colocar por encima de la catedral un paraguas gigante para que la techumbre se seque. Luego se deberá retirar la madera para evitar un desequilibrio y se iniciará la fase de secado general. Si se debieran apuntalar las bóvedas que se elevan a 33 metros, la operación con los andamios sería todavía más compleja.
Donaciones en camino
Empresas y millonarios prometieron este mismo martes donaciones por más de 600 millones de euros para reconstruir la catedral de Notre Dame.
La familia de Bernard Arnault, propietario del grupo de productos de lujo LVMH, anunció una donación de 200 millones de euros.
Además, propuso que su empresa ponga a disposición “sus equipos creativos, arquitectónicos y financieros” para ayudar a la reconstrucción y a la recaudación de fondos.
Por su parte, los Bettencourt, heredera de L’Oréal, anunció una donación de 200 millones de euros, 100 a través de la compañía y 100 a través de su fundación.
Mientras que los parientes de François Pinault, propietario del grupo Kering, que comercializa marcas como Gucci o Yves Saint Laurent, anunció 100 millones de euros mediante su compañía de inversiones Artemis.
Martín Bouygues, propietario del grupo Bouygues, y su hermano Olivier dijeron estar “muy afectados” y harán una donación “a título personal” de 10 millones de euros de su holding familiar, SCDM.
A ellos se unió el millonario Marc Ladreit de Lacharrière, quien controla la compañías de inversiones Fimalac y prometió también 10 millones de euros “para la restauración de la aguja, símbolo de la catedral” que se derrumbó por el incendio.
La solidaridad no se limita solo a ellos, ya que el presidente de la petrolera francesa Total, Patrick Pouyanné, anunció en Twitter que el grupo, “primer mecenas de la Fundación para el Patrimonio”, una fundación privada francesa, haría un “donativo especial” de 100 millones de euros.
A través de su fundación, el banco Crédit Agricole anunció una donación, cinco millones de euros, destinados a las medidas de salvaguardia de urgencia de la catedral.
Otros bancos, como Société Générale, BNP Paribas, Crédit Mutuel y CIC prometieron donaciones pero sin precisar el monto.
El grupo informático Capgemini también anunció un millón de euros, la constructora Vinci dijo que aportaría “parte de la financiación”, pero sin anunciar el monto y el grupo Michelin también participará mediante su fundación.
La principal organización patronal francesa, el Medef, pidió a las empresas que participen en la colecta organizada por la Fundación del Patrimonio. La Confederación de Pequeñas y Medianas Empresas (CPME) está por su parte "a disposición de los poderes públicos para movilizar a su red nacional de artesanos".
Otras compañías, como Groupama, anunciaron una donación de 1.300 robles de sus bosque en Normandía para reconstruir “la techumbre” de la catedral y la compañía Air France dijo que “transportará gratuitamente a todos los responsables oficiales que participarán en la reconstrucción”.
En el extranjero, Henry Kravis, cofundador del fondo de inversión estadounidense KKR, y su esposa Marie-Josée Kravis, “apenados por el incendio”, prometieron $10 millones.
En Twitter, el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, anunció un donativo pero sin dar el monto.
La ciudad húngara de Szeged también donará 10.000 euros porque en 1879 París había ayudado a reconstruir esta ciudad del sur del país, devastada por una inundación.
En Costa de Marfil el rey de Krindjabo, la capital del reino de Sanwi, en el sureste del país, prometió un donativo pero sin especificar el monto. Un príncipe de su reino fue bautizado en la catedral en el siglo XVIII.
Por su parte, la millonaria brasileña Lily Safra hizo un “donativo importante”.
Llamado papal
El papa Francisco pidió este martes la “movilización de todos” para que la catedral de Notre Dame de París pueda volver a ser “la joya arquitectónica de una memoria colectiva”.
"Al mismo tiempo que elogio el valor y el trabajo de los bomberos que intervinieron para circunscribir el fuego, expreso mis mejores votos para que la catedral de Notre Dame vuelva a convertirse, gracias a los trabajos de reconstrucción y a la movilización de todos, en este hermoso tesoro en el corazón de la ciudad, signo de la fe de quienes la edificaron, iglesia madre de su diócesis, patrimonio arquitectónico y espiritual de París, de Francia y de la humanidad", escribió el papa en un telegrama dirigido al arzobispo de París, monseñor Michel Aupetit.
En su mensaje, el pontífice argentino dijo que compartía la "tristeza" de los fieles y "de todos los franceses" y les asegura su "cercanía espiritual" y su oración.
“Esta catástrofe ha dañado gravemente un edificio histórico. Pero soy consciente de que también ha afectado a un símbolo nacional muy amado por los parisinos y por los franceses sean cuales sean sus creencias”, afirmó.
Preguntado sobre la ayuda que podría aportar la Santa Sede a la reconstrucción, el cardenal Gianfranco Ravasi, “ministro” de Cultura del Vaticano, explicó a AFPTV que se trataría sobre todo de “contribuciones técnicas y científicas” adquiridas con la experiencia de restauración de obras en los museos del Vaticano y podrá enviar a París a sus expertos si Francia lo desea.
La catedral es propiedad del Estado francés, que cobraba una parte de la visita al templo, recordó.