Beirut. El presidente francés, Emmanuel Macron, reclamó el jueves en Beirut una investigación internacional tras la devastadora explosión en la capital libanesa, y pidió un “cambio profundo” por parte de las autoridades del país, a quienes la hastiada población acusa de incompetencia y corrupción.
Al cabo de una visita de unas horas, Macron anunció en una rueda de prensa su regreso a Beirut el 1.° de setiembre, así como una conferencia de ayuda “en los próximos días” para Líbano, país ya hundido por una crisis económica inédita.
En este contexto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) también instó al poder libanés a “reformas cruciales” para sacar las negociaciones del bloqueo, y señaló que era “el momento para la comunidad internacional y los amigos de Líbano de movilizarse para ayudarle en este momento de urgencia”.
Las explosiones, provocadas, según las autoridades, por un incendio en un depósito del puerto donde se guardaban grandes cantidades de nitrato de amonio, dejaron al menos 149 muertos y 5.000 heridos, así como decenas de desaparecidos y cientos de miles sin hogar.
“Líbano no está solo”, escribió Macron en Twitter a su llegada al aeropuerto de Beirut, donde fue recibido por el presidente libanés, Michel Aoun. Más tarde dijo a la prensa que Francia quiere “reformas indispensables para el país”. “Si estas reformas no se hacen, Líbano continuará hundiéndose”.
Le Liban n’est pas seul.
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) August 6, 2020
Comparados con un “sunami” o un “sismo”, los estallidos destruyeron barrios enteros cercanos al puerto y dañaron otros a varios kilómetros a la redonda.
Macron, con una mascarilla, visitó las ruinas del puerto y después el barrio Gemmayze, devastado por la tragedia, donde los habitantes, desesperados, reclamaron la salida de la clase dirigente al frente del país desde hace décadas.
“Hace falta una investigación internacional abierta, transparente, para evitar primero que se escondan cosas y también (para) que no se instale la duda”, consideró Macron durante su rueda de prensa tras reunirse con los dirigentes libaneses y representantes de la sociedad civil.
Conocían el peligro
Autoridades portuarias, servicios de aduanas y algunos servicios de seguridad eran conscientes de que en el puerto se almacenaban sustancias químicas peligrosas, pero se atribuyen mutuamente la responsabilidad.
Dieciséis funcionarios del puerto y de las autoridades aduaneras fueron detenidos en el marco de la investigación, anunció el fiscal militar, Fadi Akiki, sin dar sus identidades.
Pero el gobierno aún no ha podido justificar por qué había nitrato de amonio almacenado "sin medidas de precaución" en el puerto.
Furiosos tras la catástrofe, en un país ya en pleno hundimiento, los libaneses piden cuentas.
“El pueblo quiere que caiga el régimen”, coreaban los habitantes de Gemmayze delante de Macron. Tras estrechar la mano a algunas personas y abrazar a una mujer, el presidente francés les prometió que pediría a sus dirigentes “cambiar el sistema (...) luchar contra la corrupción”.
En la rueda de prensa, Macron insistió en que "llegó el momento de responsabilidades para Líbano y sus dirigentes", y pidió una "refundación de orden político" así como "cambios profundos".
Después de asegurar que la ayuda internacional "no caerá en manos de la corrupción", anunció que Francia organizaría "una conferencia internacional, de europeos, estadounidenses, de todos los países de la región y más allá [...]".
El ministro de Relaciones Exteriores italiano, Luigi Di Maio, prometió por su parte una “respuesta internacional”.
Varios países ya han enviado socorristas y material para hacer frente a la emergencia después de la doble explosión. La Unión Europea anunció una ayuda de emergencia por 33 millones de euros (unos $40 millones).
Macron, cuyo país ejerció un mandato sobre Líbano desde la década de 1920 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y conserva lazos profundos con el país, declaró que volvería a Beirut el 1.° de setiembre, “para hacer balance juntos”.
En una capital de aires apocalípticos, las autoridades no pusieron en marcha ningún dispositivo para albergar a las personas sin domicilio, pero los libaneses salieron a las calles para limpiar los escombros o acoger a las personas sin hogar, en un gran movimiento de solidaridad.
Víctimas de la tragedia fueron enterradas durante el día por sus allegados.
Las explosiones, las más devastadoras ocurridas en Líbano, alimentaron la rabia de los ciudadanos, que salieron a las calles desde octubre del 2019 para protestar contra los políticos, acusados de corrupción e incompetencia.