Dubái. Sameer recorre a duras penas las calles de Dubái con su pequeña moto, en las horas más cálidas del verano. Hay 45 grados a la sombra y con el calentamiento del clima las temperaturas en el Golfo podrían llegar a ser insoportables, lo que suscita una tardía toma de conciencia.
“Trabajo de 9 a. m. a 4 p. m. bajo este calor”, con “una pausa cada tres horas”, mencionó este repartidor paquistaní, empleado por una aplicación móvil de entregas en esta gran ciudad de los Emiratos Árabes Unidos.
En Dubái, donde el calor es agravado por la fuerte humedad, emiratíes y extranjeros huyen de las temperaturas estivales. Los que se quedan recurren a lugares ultraclimatizados y reposan sobre un batallón de repartidores para reducir al máximo sus salidas.
Y la situación corre el riesgo de hacerse cada vez más crítica. Con el calentamiento climático, “el nivel de estrés térmico va a aumentar de forma significativa” en varias ciudades del Golfo, afirmó Elfatih Eltahir, profesor de hidrología y clima en el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Hacia el fin del siglo, con la combinación de temperaturas más altas –por encima de los 50 grados– y la humedad, algunas localidades podrían padecer episodios de “estrés térmico incompatible con la supervivencia humana”, afirmó el investigador a la AFP.
Emiratos Árabes Unidos, directamente afectados, han lanzado una estrategia ecológica para 2050 cuyo objetivo es elevar la cuota de energías limpias de 25% a 50% y reducir en 70% la composición en carbono de la producción de electricidad.
“Hay cada vez más interés por este tema en Emiratos, pero aún esperamos que las grandes empresas se sumen a este objetivo”, reconoce Tanzeed Alam, director de Earth Matters Consulting, asesoría especializada en medio ambiente y con sede en Dubái.
En Emiratos, desde hace años, se utilizan aviones para ‘sembrar” nubes, con el fin de provocar y luego captar lluvias. Pronto se usarán drones con ese objetivo.
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Estimación de expertos
Los expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el clima estimaron, en un informe divulgado a principios de agosto, que el umbral de calentamiento de +1,5°C respecto a la era preindustrial será alcanzado en torno al 2030, diez años antes que en las precedentes proyecciones, amenazando a la humanidad con nuevos desastres “inéditos”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, estimó que este informe debería provocar el "fin" de las energías fósiles.
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Los países del Golfo, muy dependientes de la explotación de hidrocarburos, han tenido mucho tiempo mala imagen sobre el tema medioambiental, pero han cambiado estos años sus mensajes y acciones para diversificar sus economías.
El emirato de Abu Dabi ha construido por ejemplo una central solar, presentada como una de las mayores del planeta.
Arabia Saudí, primer exportador de petróleo del mundo, ha lanzado grandes reformas de diversificación de su economía y anunció importantes proyectos de orientación ecológica, apostando también por la energía solar.
Desde hace nueve años, Mohammed Abdelaal se interesa en las energías renovables. Ha fundado una start–up, Silent Power, especializada en una tecnología “que permite enfriar los depósitos de agua durante los períodos más cálidos del verano usando solamente energía solar”.
“Tenemos largas e intensas horas de sol”, subraya, lo que facilita la producción de una “energía limpia, duradera y poco costosa”.
En Kuwait, otra monarquía petrolera del Golfo, Khaled Jamal al–Falih decidió que toda su casa dependiera de la energía solar.
“Hoy en Kuwait, una persona que tiene que hacer compras o una gestión solo puede salir después de las 6 p. m. y debe usar un automóvil con aire acondicionado para ir a un lugar también climatizado” dice a la AFP.
Según él, la vieja idea en este país de que se podría eludir la realidad del cambio climático “es ahora imposible”.