Nueva Orleans. Chester Lastie recuerda el huracán Katrina que devastó su barrio al este de Nueva Orleans hace exactamente 16 años, mientras las ráfagas de otro ciclón, llamado Ida, soplan sobre su casa blanca.
“Estábamos sentados en el jardín hacia las once de la mañana cuando los diques cedieron”, el 29 de agosto del 2005, cuenta. Entonces saltó en un camión hacia el puente de Claiborne, elevado, desde donde vio llegar el caos al Lower Ninth Ward, un barrio obrero de mayoría negra.
“Tomé un barco con un amigo. Vimos muchas personas bloqueadas en casas, en techos, refugiadas en árboles. Las rescatamos”, cuenta. La mayoría de las muertes por ahogamiento en el este de Luisiana causadas por Katrina tuvieron lugar en ese barrio, según un informe de autoridades publicado tres años después de la catástrofe.
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Barrio semidesierto
Las imágenes de caminos y casas hundidas bajo las aguas turbias del río Misisipi, que bordea la zona, dieron la vuelta al mundo, haciendo del Lower Ninth Ward un símbolo de los daños causados por Katrina.
Lastie espera que los daños sean menos devastadores con Ida. “No pienso que Dios lo haría una segunda vez”, suspira el quincuagenario que demoró más de un año en reconstruir enteramente su casa y otras propiedades.
Su esposa, Patricia Walker, de 53 años, dientes de oro y sandalias brillantes, también es sobreviviente de Katrina.
“Fui a refugiarme en el ático con mi perro y esperé que el sol saliera, entonces vinieron a rescatarme”, recuerda. Esta chef esperó dos años para volver al Lower Ninth Ward que la vio crecer.
Muchos nunca lo hicieron, como atestiguan los numerosos terrenos carcomidos por malas hierbas a lo largo del eje principal del barrio, ahora desolado.
Antes de Katrina “las calles estaban llenas de niños, pero ahora ya no hay nada, solo parcelas vacías” lamenta Lastie. Señala con el dedo los lugares en donde se alzaban grandes moradas de dos pisos de sus vecinos, que desaparecieron con el huracán de categoría 3 en una escala de 5.
Nuevos diques
Sin embargo, no todo el mundo huyó. Peter Torregiano vive con su esposa y tres hijos en una casa azul pálido nueva, cuya construcción acabó en febrero.
“Pienso que no estaban preparados para Katrina. Ahora tenemos nuevos diques”, asegura mientras prepara bajo la lluvia el generador que usará en caso de quedarse sin electricidad.
Su habitación está elevada para enfrentar inundaciones y muestra con orgullo los flancos de su hogar, concebidos para resistir las ráfagas de viento.
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Shane Boyington, que pasea a su labrador George pese a la lluvia y las borrascas, también confía en el nuevo sistema de diques edificados tras el paso de Katrina, que costaron más de $14.000 millones; así como en la capacidad de su casa para enfrentar los asaltos de Ida, de categoría 4.
“Está sobreelevada y tiene ventanas especiales para las tempestades”, detalla, al precisar que fueron construidas por la asociación Make it right, creada en el 2007 para reconstruir el Lower Ninth Ward.
“Rezo a Dios que los diques aguanten”, suelta Carroll Barriere. El hombre de 47 años, propietario de un estacionamiento y un terreno en el barrio, espera que algunas instituciones esenciales finalmente vuelvan a esta parte de la ciudad tras el paso de Ida.
“Pienso construir algo cuando haya una nueva comisaría de la Policía”, adelanta, al mostrar una gran camioneta pick-up que debe permitirle ir seguro durante el huracán.