Agujita. Familiares de 10 mineros que llevan más de 33 horas atrapados tras el colapso de un precario yacimiento de carbón en México se aferran este viernes a la esperanza de que siguen vivos, pero también reclaman por sus riesgosas condiciones laborales.
Jesús Mireles Romo, de 24 años, fue de los primeros en llegar al lugar del accidente, incluso antes que las autoridades. Su padre, José Luis, es uno de los mineros cautivos en Sabinas, un municipio de Coahuila, en el noreste de México.
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“Me duele la desesperación, no saber qué pasa, ¿hasta cuándo voy a volver a verlo?”, dice a la AFP mientras su voz se resquebraja entre llanto y angustia. Mireles y otros familiares acompañaron sin pausa las arduas y apuradas labores para liberar a los obreros. Aguardan en las cercanías del hueco, de 60 metros de profundidad, que colapsó repentinamente al ser inundado por tres pozos conectados con la galería.
“Aquí el tiempo es muy importante, así que estamos muy concentrados (...) para poder rescatar cuanto antes a los mineros”, dijo el jueves Laura Velázquez, coordinadora nacional de Protección Civil, durante la conferencia diaria del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Lo que quiero con toda mi alma es que rescatemos a los mineros”, expresó a su vez el mandatario. “No hay que perder la fe”, añadió, dirigiéndose a las familias de los trabajadores.
‘No pierden la esperanza’
Camiones de la eléctrica estatal CFE iluminan la zona de la mina, donde 234 rescatistas del Gobierno trabajan a contrarreloj para liberar a los mineros. El ronroneo de las potentes bombas que extraen el agua acompaña el ajetreo de rescatistas y familiares.
Mireles no se mueve del lugar desde la tarde del miércoles y con sus dos hermanos trató de auxiliar a los accidentados antes que el personal del Gobierno asumiera el rescate.
“Es doloroso ver a tus hijos que no pierden la esperanza de volver a ver a su papá”, dijo Claudia Romo, la madre de Jesús, de 45 años. La mina se ubica 1.130 km al norte de Ciudad de México, en la llamada región carbonífera de Coahuila.
Tras el colapso, cinco mineros “lograron salir” y fueron trasladados a un hospital, de los cuales dos fueron dados de alta, precisó Velázquez. En el sitio se trabaja con ocho bombas de extracción y se esperan otros 17 equipos de bombeo con mayor capacidad “para agilizar los trabajos”, informó el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme.
‘Riesgo y necesidad’
La mina accidentada tiene tres pozos interconectados por donde se extrae el carbón, según un diagrama que presentó el Ejército. El accidente ocurrió cuando al excavar, los trabajadores se toparon con un área contigua llena de agua “que al derrumbarse provocó una inundación”, explicó la coordinadora de Protección Civil.
Blasa Maribel Navarro también aguardaba tras el perímetro de seguridad conformado por agentes de la Guardia Nacional. Su primo Sergio Cruz, de 41 años, llevaba solo dos meses trabajando en esta mina, pero varios años en el peligroso oficio de extraer carbón para mantener a sus dos hijas.
“Es que siempre es la inseguridad del trabajo”, lamentó Navarro. “Con el riesgo que hay y la necesidad (...) en casa, es a lo que llegan ¿verdad? a trabajar en estos lugares”, añadió la mujer, quien, pese a todo, mantiene la esperanza de verlo con vida. “Porque confiamos en Dios”, aseveró.
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Antecedentes trágicos
La mina colapsada es del tipo denominado “pocito”, muy utilizada para extraer carbón en Coahuila. Son infraestructuras artesanales que suelen ser peligrosas para quienes trabajan en ellas pues no tienen infraestructura de concreto que proteja a los trabajadores de derrumbes como una mina industrial, explicó el ingeniero metalúrgico Guillermo Iglesias a una radio local.
El gobernador Riquelme explicó a la prensa que los planos de la mina “no estaban actualizados” y que “no se tenía noción” de las condiciones de la mina. En junio del 2021, siete mineros murieron tras el colapso de otra mina de carbón en la región de Múzquiz, también en Coahuila, principal productor de dicho mineral en México.
El más grave accidente minero en esta región, fronteriza con Estados Unidos, ocurrió el 19 de febrero del 2006, cuando una explosión de gas en la mina Pasta de Conchos, controlada por el conglomerado Grupo México, que provocó la muerte de 65 trabajadores.
Solo dos cadáveres fueron rescatados luego de esa tragedia. Ante una supuesta inacción del Estado, el caso fue llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde continúa el litigio. En febrero pasado, el Gobierno anunció el inicio de los trabajos para el rescate de los cuerpos, pero las familias expresaron su descontento por la lentitud del proceso.