La Palma. Los gases potencialmente tóxicos producidos por la caída al mar de la lava del volcán de La Palma representan un riesgo bajo para la población de esta isla del archipiélago español de Canarias, estimaron expertos este miércoles. El hecho de que ya haya un “canal abierto” entre el volcán Cumbre Vieja, en erupción desde hace 11 días, y el mar es una “buena noticia”, porque puede evitar “nuevas represas de lava” en tierra, señaló a la televisión pública David Calvo, portavoz de Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan).
La colada, que alcanzó el océano la noche del martes en la costa oeste de la isla del archipiélago atlántico, seguía cayendo sin pausa en el agua, generando “un delta de lava que poco a poco gana terreno al mar”, señaló el Instituto Español de Oceanografía.
El momento del impacto era temido desde hace días por la posibilidad de que se generaran explosiones, olas de agua hirviendo y gases tóxicos, pero las peores predicciones no se han cumplido. “Tenemos ahora mismo metido un viento importante en la zona que disipa más esa columna (de gases) hacia el mar, por lo tanto el riesgo es muchísimo menor” para la población, señaló a la radio pública RNE Rubén Fernández, un responsable del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca).
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Por su parte, David Calvo detalló que “la disipación de ese gas es bastante rápida, ocurre de forma local, (y) hay un radio de exclusión bastante importante que evita que las poblaciones más cercanas (...) se vean perjudicadas”.
Como medida preventiva, los vecinos de las zonas más cercanas en el municipio de Tazacorte habían sido confinados desde el lunes, mientras que las autoridades establecieron un perímetro de seguridad de 3,5 kilómetros en tierra y dos millas náuticas en el agua. ”La erupción no ha afectado a la calidad del aire, que es perfectamente respirable”, tuiteó el Cabildo de La Palma, el gobierno de la isla.
“La inhalación o el contacto con gases ácidos y líquidos puede irritar la piel, los ojos y el aparato respiratorio y causar dificultades al respirar”, había advertido el Involcan. Los científicos decían que era muy difícil prever el momento en que la lava llegaría al mar, ya que su velocidad había variado en los días precedentes e incluso llegó a inmovilizarse en cierto momento.
Reducción de actividad
El lunes por la mañana se produjo una reducción notable de actividad en el volcán Cumbre Vieja, pero para la tarde de ese día volvía la erupción con renovada intensidad, lo que hizo que la colada cobrara más velocidad y terminara este martes alcanzando el agua.
El volcán "ha entrado en una fase de equilibrio, lo cual quiere decir que durante estos días probablemente sigamos observando ese tipo de actividad", de gran producción de lava, indicó David Calvo.
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Más de 6.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares, pero hasta el momento no se registran heridos ni muertos, aunque sí graves daños materiales. La lava ha arrasado ya 656 edificaciones -no todas viviendas- y cubierto 268 hectáreas, según el sistema de medición geoespacial europeo Copernicus, en esta isla de 85.000 habitantes que vive del cultivo del plátano y del turismo.
“En toda esa extensión no queda nada más que lava, el paisaje será otro, la devastación es tremenda (...). La isla de la Palma en esa zona es otra isla”, se lamentó el presidente regional canario, Ángel Víctor Torres, quien detalló que las coladas han llegado a tener un ancho de “600 metros”. La Palma produce un tercio de todos los plátanos de Canarias y “la cosecha actual está perdida por completo”, señaló Torres.
La lluvia de cenizas llegó a dejar inoperativo durante 24 horas el aeropuerto de Santa Cruz de la Palma el fin de semana y, aunque teóricamente funciona, no están llegando vuelos.
El martes, el gobierno español aprobó un paquete de ayudas directas de 10,5 millones de euros ($12,2 millones) para proporcionar viviendas y útiles de primera necesidad a quienes perdieron todo por la erupción. Los expertos calculan que la actividad puede durar varias semanas, incluso algunos meses. Las dos erupciones precedentes en La Palma ocurrieron en 1949 y 1971, provocando la muerte de tres personas en total, dos de ellas por inhalación de gases.