París. Tras el pavoroso incendio que arrasó parte de la catedral de Notre Dame de París, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó este martes que desea que este símbolo religioso mundial sea reconstruido en cinco años.
“Reconstruiremos la catedral aún más bella y quiero que esté acabada en cinco años”, dijo el jefe de Estado desde el palacio del Elíseo, en una alocución por televisión.
En contraste con el optimismo de Macron, los expertos coincidieron en que se necesitarán “entre 10 a 20 años como mínimo” para recuperar Notre Dame con las mismas técnicas del siglo XII, cuando empezó a ser construida.
La deflagración en la tarde del lunes de la catedral parisina, un ícono del cristianismo, fue seguido en directo por millones de personas en todo el mundo. El tejado del edificio, de 850 años de antigüedad, empezó a arder por razones aún desconocidas, y las llamas estuvieron a punto de engullir todo el edificio.
El siniestro se prolongó durante más de 12 horas, pero los cimientos del edificio resistieron. Su suerte se jugó en “un cuarto de hora, o apenas media hora”, hasta que los centenares de bomberos movilizados consiguieron dominar las llamas, según el secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez.
“El incendio de Notre Dame nos recuerda que nuestra historia no se detiene nunca y que siempre tendremos pruebas que superar”, expresó Macron.
El incendio no acabó con los tesoros de la catedral, entre ellas la Santa Corona de espinas que la tradición considera que llevaba Jesucristo durante su crucifixión. Pero las llamas destruyeron dos terceras partes del entramado del tejado, una maravilla de la arquitectura de madera europea, y su emblemática aguja.
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En la noche del martes, el Ministerio de Cultura informó de que el gallo de cobre que estaba situado en lo más alto de la aguja fue hallado entre los escombros.
Pese a que sigue de pie, las autoridades informaron de que se han identificado “vulnerabilidades” en la estructura del templo, en particular en la bóveda y en una parte del transepto norte, lo que obligó a evacuar cinco edificios vecinos.
Los parisinos y extranjeros desfilaron durante la jornada ante la explanada del monumento, para depositar flores, rezar o simplemente contemplar el desastre.
Aunque por el momento se desconocen sus causas, las autoridades privilegian la pista accidental, potencialmente ligada a las obras de restauración que se estaban realizando en el tejado del templo. Unos 15 obreros que trabajaban en la obra eran interrogados.
Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar. Menos de 24 horas después del inicio del siniestro, se habían recaudado más de 700 millones de euros en promesas de donaciones de grandes empresas francesas, como L’Oréal y Total.
La televisión pública francesa anunció asimismo que transmitirá el sábado en directo un gran concierto, que reunirá a grandes artistas, para recaudar fondos.
El fuego quemó la armadura de madera del tejado de más de 100 metros de longitud, conocido como “el bosque” por el gran número de vigas que hubo que utilizar para instalarlo, así como la aguja a 93 metros de altura, uno de los símbolos de París.
Las dos torres emblemáticas de la fachada se mantuvieron en pie, así como el gran rosetón del lado sur, pero las primeras imágenes del interior del templo dejan entrever un montón de escombros y vigas ennegrecidas, así como dos grandes agujeros en las bóvedas.
Tarea complicada
Entre los especialistas en el campo hay coincidencia en que la reconstrucción será un proceso largo, complicado y caro.
El principal desafío por el momento es proteger de la intemperie el interior de la estructura de 850 años, luego de que su techo soportado por enormes vigas de madera fue consumido por las llamas.
La prioridad será cubrir los restos del edificio con láminas de plástico o metal a fin de impedir que entre la lluvia. A partir de entonces, los ingenieros y arquitectos podrán entrar y evaluar los daños.
Afortunadamente, la catedral es un edificio histórico que ha sido prodigiosamente documentado. Con el paso de los años, historiadores y arqueólogos han elaborado planos, fotos e imágenes, incluso tomografías tridimensionales minuciosamente detalladas.
Duncan Wilson, director de la organización preservacionista Historic England, declaró el martes que lo importante primero es apuntalar lo que queda de la estructura sin dañar los escombros que cayeron en el interior y que pueden servir de gran fuente de información e incluso de materiales para la reconstrucción.
“El segundo desafío es realmente resguardar todo el material ”, expresó. “Parte de ese material podría ser reutilizable y esa es una tarea ardua, es como una excavación arqueológica”.
Un emblema de París
La catedral Notre Dame de París es un edificio histórico de Francia y el monumento más visitado de Europa.
FUENTE: Agence France-Presse (AFP). || W.S. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
A pesar de temores iniciales de que el templo entero se derrumbara, la estructura básica sigue en pie. Sus dos enormes campanarios continúan erguidos y la enorme bóveda de piedra se mantiene soportada por contrafuertes masivos. La catedral, construida para durar una eternidad, ha sobrevivido su más prueba más grave.
Tom Nickson, profesor de arquitectura y arte medieval de Instituto Courtauld de Londres, declaró que la bóveda de piedra “sirvió como un escudo antiincendios entre el techo altamente inflamable y el interior, que también era altamente inflamable”. Esa fue, aseveró, precisamente la intención de los creadores de la catedral.
Ahora tendrán que realizarse revisiones detalladas para determinar si las piedras quedaron debilitadas o resquebrajadas por el calor. De ser así, la bóveda entera podría tener que ser demolida y reconstruida.
Los vitrales lucen intactos, pero probablemente sufrieron un “impacto térmico” por haber sido expuestas a las llamas y luego al agua fría, manifestó Jenny Alexander, experta en arquitectura y arte medieval en la Universidad de Warwick. Eso significa que el vidrio, enmarcado en plomo, quizás quedó debilitado y tendrá que ser inspeccionado de cerca.
Una gran decisión será si se conservará la catedral tal y como estaba antes del incendio o se adopta un enfoque más creativo.
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No siempre es una elección sencilla. La aguja de Notre Dame, destruida en el incendio del lunes, fue añadida a la catedral gótica durante las renovaciones del siglo XIX. ¿Se reconstruirá como estaba o será reemplazada con un nuevo diseño para el siglo XXI?
Es probable que en la decisión se analicen consideraciones financieras y políticas, así como las estéticas.
Los expertos coinciden en que el proyecto tomará años, incluso décadas. Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, la agencia cultural de Naciones Unidas, advirtió de que restaurar Notre Dame “tomará mucho tiempo y costará mucho dinero”.
Varias empresas francesas ya respondieron a una exhortación del gobierno para recaudar fondos y ya se han prometido cientos de millones de euros (dólares) .
Pocos dudan de que Notre Dame se levantará de nuevo.
“Las catedrales son el ave fénix de piedra: recordatorios de que más allá de la adversidad podemos renacer”, manifestó Emma Wells, arqueóloga de edificios de la Universidad de York.
Notre Dame acompañó la historia de París desde la Edad Media. Bajo sus bóvedas fue coronado emperador Napoleón en 1804. Sus campanas anunciaron el 24 de agosto de 1944 la liberación del yugo de los nazis y en ella se celebraron los funerales de jefes de Estado como Charles de Gaulle y François Mitterrand.