Atenas. Numerosas regiones de Grecia seguían azotadas por las llamas este viernes, en una situación “extremadamente crítica” según su primer ministro, mientras en la vecina Turquía aumentaba la presión por la gestión ante los fuegos.
Los fuegos asolan desde hace días numerosos lugares de la parte oriental del Mediterráneo, golpeada por la peor ola de calor en décadas, en un desastre que autoridades y expertos vinculan al cambio climático.
La capital griega estaba inmersa este viernes en un olor acre y humaredas de un incendio que se reactivó el jueves por la tarde al pie del monte Parnés, tras haber quemado más de 1.200 hectáreas desde el martes.
“Nos estamos ahogando de nuevo porque el fuego se está reavivando fuertemente”, declaró la noche de este viernes Spyros Vrettos, alcalde de Acarnas, un pueblo situado a unos 30 km de Atenas. “Estamos muy preocupados”, declaró a Skai TV, mientras el fuego iba extendiéndose hacia el noreste.
En la localidad de Afidnes, 30 km al norte, las llamas ardieron toda la noche, dejando un paisaje de desolación, vehículos calcinados, casas destruidas y árboles quemados, constataron periodistas de la AFP.
Cerca, en Krioneri, el fuego quemó casas, empresas y fábricas. “El fuego es incontrolable. Yo no quiero irme, toda mi vida está aquí”, decía emocionado Vassiliki Papapanagiotis.
Un tramo de la autopista que conecta la capital con el norte y el sur del país fue cortada por precaución y 2.000 migrantes fueron evacuados de un cercano campo de refugiados. El viernes por la noche, el centro de retención de Amygdaleza también había sido evacuado.
Al menos 450 bomberos griegos, respaldados por refuerzos aéreos y terrestres de Francia, Suecia, Rumanía, Suiza, Israel y Chipre, combatían en los diferentes frentes.
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‘Situación extremadamente crítica’
“Nuestro país afronta una situación extremadamente crítica”, comentó el jueves por la noche el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis ante las decenas de incendios que abrasan el país.
“Nos enfrentamos a condiciones sin precedentes, pues varios días de ola de calor han transformado todo el país en un polvorín”, aseguró.
Un informe preliminar de la ONU que pudo ser consultado por la AFP califica la región del Mediterráneo de “punto caliente del cambio climático”, donde se registrarán importantes olas de calor y sequías, además de incendios favorecidos por un aumento de las temperaturas.
Con temperaturas de entre 40 ºC y 45 ºC, Grecia y Turquía viven una ola de calor excepcional y múltiples incendios que devoran todo lo que encuentran a su paso.
En ambos países, los bosques arden desde hace diez días, con las llamas arrasando viviendas y empresas y obligando a la evacuación de centenares de vecinos y turistas.
El viceministro de Protección Civil, Nikos Hardalias, indicó que 64 de los 154 incendios declarados seguían activos.
En Turquía, todavía había 12 fuegos sin controlar de los 208 registrados desde finales de julio en el sur del país. En total, ocho personas fallecieron y decenas fueron hospitalizadas.
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En Grecia, un hombre de 38 años, residente en el norte de Atenas, murió por la caída de un poste eléctrico; y un industrial murió de un paro cardíaco en su fábrica, en Krioneri, mientras todo ardía a su alrededor. Además, 18 personas resultaron heridas, entre ellas dos bomberos voluntarios en estado crítico.
En la turística Gytheio, en el sur del Peloponeso, 5.000 personas fueron urgidas a dejar sus casas e ir hacia una localidad vecina.
Erdogan, en aprietos
En Turquía, en el puerto de Oren, Hulusi Kinic rechazó el jueves unirse a los centenares de lugareños evacuados por mar cerca de la central térmica de Milas.
“¿Dónde queréis que vayamos a nuestra edad?”, manifestó este jubilado de 79 años.
Las llamas, que se acercaron peligrosamente a la central térmica, que almacena miles de toneladas de carbón, fueron extinguidas, según el ayuntamiento de Mugla.
La lucha contra el fuego proseguía este viernes en cinco provincias de Turquía, incluidas las regiones turísticas de Antalya y de Mugla, donde se llevaron a cabo nuevas evacuaciones, según la cadena NTV.
La gestión de este desastre está poniendo en aprietos al presidente Recep Tayyip Erdogan, al que la oposición acusó de haber gastado solo un 1,75% de los $23 millones presupuestados en el primer semestre para prevenir los incendios.
“Es una situación que incluso podría definirse como traición”, afirmó el diputado del principal partido opositor Murat Emir.
Las llamas también llevaron al gobierno de Macedonia del Norte a declarar 30 días de estado de emergencia.
En Albania, en los Balcanes, el ministro de Defensa aseguró que la situación es “crítica” por la amenaza sobre núcleos habitados.