La Palma. La lava del volcán de la isla española de La Palma, que fluye continuamente hacia el mar, formó una lengua que gana con velocidad terreno al agua y ya casi alcanza las 20 hectáreas de superficie. Desde que la colada del Cumbre Vieja llegó finalmente al mar, la noche del martes, la lava se ha ido solidificando y conformando un delta o fajana que no para de crecer.
El volcán, sigue expulsando lava que continúa cayendo al océano Atlántico por la costa oeste de La Palma, tras recorrer seis kilómetros de distancia que ha arrasado con todo a su paso. “La erupción ha afectado a 476 hectáreas aproximadamente”, señaló en Twitter el Cabildo de La Palma, el gobierno local de esta isla con una superficie de 70.000 hectáreas y que forma parte del archipiélago canario, de origen volcánico.
Si bien no ha dejado víctimas, la erupción ha destruido unas 855 construcciones, según el sistema de medición geoespacial europeo Copernicus. Además, 6.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en esta isla de 85.000 habitantes.
LEA MÁS: Baja riesgo de gases tóxicos por contacto de lava con el mar en Canarias
Devastación y renacimiento
El contacto de la lava con el mar no ha producido de momento los efectos que más se temían, como explosiones u oleaje de agua hirviendo, aunque sí desprendimiento de gases potencialmente tóxicos. “El agua del mar está a poco más de 20 grados y este magma está a más de 1.100 grados, con lo cual obviamente se produce un cambio repentino: el magma se solidifica y se evaporan grandes cantidades de agua de mar, que generan estas nubes que tienen cloro”, explicó Arnau Folch, vulcanólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a la AFP.
Para Fernando Tuya, investigador en biodiversidad de la Universidad de Las Palmas en Gran Canaria, la lava en el mar causará una “devastación” entre los organismos en un primer momento, pero será “una buena noticia” a largo plazo. “La lava va a generar una plataforma rocosa que va a ser sustrato para un montón de especies marinas que podrán colonizarlo en el futuro”, dijo Tuya.
Para evitar intoxicaciones con los gases que continúan manando, los barrios de Tazacorte, el municipio donde la lava llegó al mar, se mantienen confinados desde el lunes. Asimismo, sigue vigente una zona de exclusión de 3,5 kilómetros a la redonda en tierra y de 2 millas náuticas en el mar.
LEA MÁS: Vuelven los vuelos a La Palma tras suspensión por las cenizas del volcán
Cosecha de plátanos
Fuertes vientos alisios soplarán hasta el viernes en Canarias y dispersarán “las emisiones del volcán hacia el océano, de manera que no habrá problemas con la calidad del aire en zonas pobladas”, aseveró a periodistas Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología española.
Como las condiciones no han empeorado, el cabildo autorizó este jueves a los agricultores de la zona, donde hay gran concentración de explotaciones plataneras, a cosechar los frutos y regar los campos que se encuentran fuera del área de seguridad.
La industria platanera en La Palma, donde se produce un tercio de todos los plátanos del archipiélago, ha sufrido “un daño mayúsculo” con la erupción, lamentó el miércoles el presidente regional de Canarias, Ángel Víctor Torres, quien la semana pasada estimó las pérdidas totales en más de 460 millones de dólares.
Luego de haberse paralizado el sábado por las cenizas producidas por el volcán, el aeropuerto de La Palma retomó sus actividades desde el miércoles. La erupción podría prolongarse entre tres semanas y tres meses, siguiendo el patrón de erupciones pasadas en la isla, según Arnau Folch. Las dos erupciones precedentes en La Palma ocurrieron en 1949 y 1971 y provocaron la muerte de tres personas, dos de ellas por inhalación de gases.
LEA MÁS: La lava del volcán de Canarias es visible desde el espacio